La creciente demanda de productos orgánicos, incentivada principalmente por cambios en los patrones nutricionales, ha llevado a un aumento significativo en la producción de cultivos orgánicos en todo el mundo. En consecuencia, se ha incrementado la demanda de semillas orgánicas.
Por redacción Agro Orgánico*
Las semillas son la base principal del sustento humano. Son las depositarias del potencial genético de las especies agrícolas y sus variedades resultado de la mejora continua y la selección a través del tiempo.
El consenso general entre agricultores, empresas agrícolas y autoridades es que la mejora de los cultivos y el suministro de semillas y materiales de siembra de alta calidad, de variedades seleccionadas para los productores, son necesarios para garantizar una mejor producción agrícola y satisfacer los crecientes desafíos ambientales.
Por ello, la seguridad alimentaria depende de la seguridad de las semillas de las comunidades agrícolas.
Durante milenios, los campesinos cultivaban y resembraban las semillas, las intercambiaban y compartían libremente. Pero una propiedad natural de las semillas y la capacidad de reproducirse limitaba su comercialización hasta hace poco, apunta la periodista Charli Shield, de Deutsche Welle (DW).
En su artículo “¿Quién controla el suministro mundial de alimentos?”, Shield recuerda que ese contexto cambió en la década de los 90, cuando se introdujeron leyes para proteger los nuevos cultivos modificados genéticamente. En la actualidad cinco empresas –Cargill, Bayer, Corteva, ChemChina y Limagrain– controlan más del 50 por ciento de las semillas del mundo. Estos gigantescos monopolios dominan el suministro mundial de alimentos.
Al respecto, el sociólogo agrícola y profesor de la Universidad de Wisconsin-Madison, Jack Kloppenburg, señala que en última instancia, son las semillas las que nos alimentan a nosotros y a los animales que comemos.
«El control de las semillas significa en muchos sentidos el control del suministro de alimentos. La cuestión de quién produce las nuevas variedades de cultivos es absolutamente crítica para nuestro futuro”, advierte.
Y es que no sólo se han reducido los canales de intercambio y distribución de semillas, sino la propia diversidad de las semillas. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el 75 por ciento de las variedades de cultivos del mundo desaparecieron entre 1900 y 2000.
Una enorme riqueza de cultivos adaptados localmente está siendo sustituida por variedades estandarizadas. Los expertos advierten de las graves consecuencias que esto podría tener para la seguridad alimentaria, especialmente a medida que aumenta el calentamiento global, apunta Charli Shield.
En este sentido, la investigadora de biotecnología, nutrición y soberanía de semillas del Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales y del Desarrollo de Ginebra, Karine Peschard, advierte que eso es problemático en un mundo que se calienta.
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