El Cimmyt, junto con colaboradores de todos los sectores, promueve prácticas de conservación del suelo y de agricultura regenerativa para construir sistemas agroalimentarios más sustentables y resilientes.
Por Divulgación Cimmyt*
La degradación de los suelos representa un serio desafío para la seguridad alimentaria global. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), un tercio de los suelos en el mundo están degradados, y a medida que aumentan los efectos de la variabilidad climática, se necesitan alternativas para regenerarlos.
Diversos acuerdos internacionales ―como el tratado de París sobre el cambio climático y el calentamiento global― han establecido que es necesario incrementar en 0.4 % la materia orgánica de los suelos a fin de asegurar la producción de alimentos para una población mundial creciente que se estima será de más de ocho mil millones de personas en 2030.
Ante este escenario, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt), junto con colaboradores de todos los sectores, promueve prácticas de conservación del suelo y de agricultura regenerativa para evitar ampliar la frontera agrícola y construir sistemas agroalimentarios más sustentables y resilientes que permitan, dentro de los límites planetarios, generar alimentos suficientes, sanos y nutritivos para la población.
En el caso específico de México, aproximadamente el 62% de los suelos presenta cierto grado de degradación física (compactación de suelo, erosión hídrica o eólica) o química (salinidad, mal uso de fertilizantes); sin embargo, la degradación biológica (pérdida de carbono) es mayor.
El director general del Cimmyt, Bram Govaerts, sostiene que debido a la gran diversidad de sistemas que hay en el país, no existe una solución única para mejorar los suelos, por lo que es necesario identificar soluciones adecuadas para cada tipo de sistema de producción.
A través de iniciativas de sistemas agroalimentarios integrados, el Cimmyt impulsa –con organizaciones de todos los sectores– la intensificación sustentable de los sistemas agrícolas de México; lo anterior, mediante la implementación de investigación agronómica que se hace de manera colaborativa en las plataformas de investigación y módulos de innovación para comprobar prácticas agrícolas sustentables y generar los datos sobre su competitividad y sustentabilidad en comparación con los sistemas convencionales.
En este sentido, Simón Fonteyne, coordinador de plataformas de investigación del Cimmyt, asegura que restaurar la degradación del suelo es una prioridad: “si perdemos el suelo, perdemos la capacidad de generar alimentos para las futuras generaciones”.
Para lograr que los suelos estén sanos, sostiene, es importante asegurar que el sistema con que se manejan no los degrade. “Hay varias maneras de lograr un suelo sano, pero lo más importante es asegurar que el suelo tenga un alto contenido de materia orgánica, pues así, tendrá una buena estructura, buena infiltración, buena aireación, capacidad de almacenar agua, tendrá biodiversidad y tendrá un alto contenido de nutrientes”.
Regenerando los suelos en otras latitudes
En América Latina, el Cimmyt realiza investigaciones de largo plazo en condiciones de riego y de temporal, evaluando los efectos de la agricultura de conservación en el contenido de nutrientes en el suelo, la estructura física del suelo, el aprovechamiento del agua, el rendimiento de los cultivos, los costos de producción, la resiliencia del suelo ante el cambio climático y la presencia de organismos benéficos en el suelo.
Asimismo, en Asia el Cimmyt trabaja en colaboración con el Instituto Internacional de Investigación del Arroz (IRRI, por sus siglas en inglés) para mejorar de forma sustentable la fertilidad de los suelos y aumentar la productividad de los sistemas de cultivo arroz – trigo; un componente clave para la seguridad alimentaria de la población de la región.
En África, concentra sus esfuerzos en materia de investigación en suelos, sobre todo en la producción de maíz bajo el sistema de agricultura de conservación (AC) en Zimbabue, Malawi, Etiopia y Zambia. Los resultados de la investigación han demostrado que la AC promueve un mejor aprovechamiento del agua, reduce las pérdidas de suelo por erosión y mejora la estabilidad de la producción agrícola.
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