ELos frutos afectados por enfermedades poscosecha pierden atributos físicos y se modifican sus propiedades organolépticas; incluso pueden volverse no aptas para consumo humano.
Por Armenia Velázquez Gurrola*
Las enfermedades poscosecha, como su nombre lo indica, son aquellas que se presentan en un momento posterior a que una porción de la planta (por ejemplo: hoja, fruto, grano, raíz, etc.) ha sido desprendido o cosechado para su posterior consumo o utilización.
A partir de ese momento, empieza a transcurrir la llamada «vida poscosecha» o también denominada «vida de anaquel»; la cual, mientras más extensa sea, más favorece la logística de comercialización del producto.
Por el contrario, si la «vida poscosecha» se ve afectada por alguna enfermedad, se producen mermas o pérdidas de producción que pueden traducirse en pérdidas económicas.
Se estima que alrededor de una tercera parte de los alimentos producidos mundialmente se pierden o desperdician. Las pérdidas de alimentos en países desarrollados se han estimado en 310 billones de dólares al año y equivalen a 670 millones de toneladas de alimentos que deben ir a los vertederos porque no son aptos para consumo humano.
Sin lugar a dudas estas cifras son muy preocupantes, sobre todo con el acelerado incremento que la población mundial que requiere cada vez de más alimentos. Por tal motivo, es de gran importancia el desarrollo de alternativas y/o estrategias que permitan extender la vida de anaquel de los productos de origen agrícola con tal de reducir las pérdidas.
Manejo poscosecha
Se denomina manejo poscosecha al tratamiento que se da al producto después de haber sido cosechado. Este manejo se ha centrado en la prevención y control enfermedades o pudriciones ocasionadas por organismos patógenos durante el almacenamiento o traslado del producto después de la cosecha.
Para establecer un plan de manejo poscosecha que pueda reducir la incidencia de pudriciones se estudia la fisiología del fruto, el ciclo de vida del agente causal o fitopatógeno, los factores ambientales que favorecen su desarrollo y los efectos negativos que potencialmente pueda presentar el producto para poder reducir las mermas.
Las estrategias de manejo poscosecha incluyen el uso de desinfectantes en tinas de lavado durante el empaque, el uso de biopelículas comestibles que impiden la liberación de etileno y retrasan la maduración. También se ha innovado en el empacado, utilizando envases que controlen la humedad, favorezcan la ventilación, prevengan daños mecánicos y protejan al fruto de afectaciones que favorezcan el ataque de patógenos.
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