A pesar de producir suficientes alimentos, México enfrenta una cruel paradoja, ya que hay más de 28 millones de mexicanos en pobreza alimentaria: UNIMOSS
Redacción Agro Orgánico
México. – A pesar de producir suficientes alimentos, México enfrenta una cruel paradoja, ya que hay más de 28 millones de mexicanos en pobreza alimentaria, es decir, uno de cada cuatro personas sufre hambre, señaló el presidente de la Unión Nacional Integradora de Organizaciones Solidarias y Economía Social (UNIMOSS), Javier López Macías.
Por si fuera poco –agregó López Macías– señaló que este año nuestro país se convirtió en el mayor importador de maíz del mundo, con la compra de alrededor de 17 millones de toneladas de este grano, no solo amarillo sino también blanco, para consumo humano, a pesar de que este grano es originario de México.
Asimismo, advirtió el impacto del bajo precio que se paga a productores de maíz, quienes reciben alrededor de 3,800 pesos por tonelada, ya que, pese a la depreciación del peso frente al dólar, no se iguala la cotización del grano en la Bolsa de Chicago.
Considero que esta situación se agrava con el desperdicio de alrededor de 30 mil toneladas de alimentos en toda la cadena de producción y comercialización en el país.
En este contexto, urgió al gobierno mexicano a adoptar una estrategia eficaz de combate al hambre en el país, pues además se enfrenta desnutrición y obesidad infantil.
Al respecto, refirió que entre los niños de cinco a catorce años, la desnutrición crónica es de 7.25% en las poblaciones urbanas, mientras que la cifra se duplica en las rurales. El riesgo de que un niño o niña indígena se muera por diarrea, desnutrición o anemia es tres veces mayor que entre la población no indígena, advirtió el líder de UNIMOSS.
Por otra parte, señaló que, según datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, uno de cada tres adolescentes de entre 12 y 19 años presenta sobrepeso u obesidad. Para los escolares, la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad ascendió un promedio del 26% para ambos sexos, lo cual representa más de 4.1 millones de escolares conviviendo con este problema.
“Es muy fácil ir a la tienda de la esquina y comprarles un refresco y unas papas fritas para calmar el hambre. Pero creo que los adultos debemos enseñarles que lo óptimo es volver a nuestras raíces y comer alimentos sanos producidos por nosotros mismos”, concluyó.