Educación nutricional, salud y un mejor estilo de vida son las premisas que se repiten entre consumidores y comerciantes de lo orgánico
Quito. – Alcanzar una alimentación saludable es la proeza del siglo XXI. Sin embargo, consumir frutas y vegetales no basta. Ingerir alimentos libres de químicos es el objetivo que persiguen los amantes de los productos orgánicos.
La Universidad Nacional Autónoma de México señala que los alimentos orgánicos son “aquellos producidos sin pesticidas ni agroquímicos sintéticos y son controlados en toda la cadena productiva”. Así, los alimentos sometidos a este tipo de procesos no estarán en contacto, en ningún momento, con químicos que afecten a la salud.
Educación nutricional, salud y un mejor estilo de vida son las premisas que se repiten entre consumidores y comerciantes de lo orgánico.
No todo lo ‘natural’ es orgánico
Desde productos ‘light’, hasta los que suelen llevar la etiqueta de ‘100% natural’ se pueden confundir con productos orgánicos. Sin embargo Pablo Cicarilli, de La Molienda Organic Market —un sitio dedicado a la venta de productos orgánicos— lo aclara: “No todo lo que dice ‘natural’ es orgánico, los productos primarios con los que fueron elaborados deben seguir un procedimiento y ser tratados como orgánicos”.
Los procesos de producción son sin duda, el factor clave para desarrollar este tipo de productos. Los cuidados y fertilizantes naturales harán la diferencia, que según los consumidores “se siente al comer”.
Lo orgánico, una mezcla entre negocio y salud
Según estadísticas de la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica (Ifoam), actualmente hay 172 países donde se práctica la producción orgánica —de los 198 países que existen en el mundo—, y Ecuador no se queda atrás.
Los datos mencionados por la Agencia de Regulación y Control Fito y Zoosanitario indican que la producción orgánica se practica en 23 de las 24 provincias del país. Además, hasta marzo de 2017 se contaron con 36.246 hectáreas y 11.529 productores orgánicos registrados.
No es difícil encontrar productos orgánicos en las perchas, y menos dar con lugares que se dediquen solo a la venta de estos productos. En el caso de Guayaquil, La Molienda es un negocio que está próximo a cumplir su primer año de funcionamiento.
Un espacio lleno de color verde, es lo que recibe a los compradores que ya son clientes frecuentes en este sitio. Aunque Paula Molina y su esposo Pablo Cicarilli reconocen que el negocio ha crecido este año, ellos apuntan a no detenerse, pero reconocen que en el país hace falta “educación” los beneficios de estos productos.
¿Sano, pero fuera del presupuesto?
Andrés Pachano, uno de los propietarios de Natural & Organic Health en Quito, piensa que esto es solo un mito, y que el verdadero reto está en crear conciencia. “Explicarles a las personas e introducirlos a este estilo de vida es lo más difícil”, recalca.
Aunque no se puede negar que los alimentos orgánicos tienen un costo más elevado que los alimentos convencionales, la diferencia no es abismal. Pachano señala que algunos productos orgánicos pueden encontrarse con un 10 o 15 % de diferencia. Este valor extra no resulta un problema para los amantes de lo orgánico, que sostienen que la inversión se traduce en menos vistas al médico.
En cuanto a precios, todo es cuestión de saber buscar. Hay lugares donde se encuentra todo por unidad y kilos, y existen otros donde se puede encontrar hasta canastas especiales —que contienen cerca de 20 productos— a un precio más conveniente.
Con información de Extra Ecuador