Emplea un 91 % menos de agua que el algodón convencional y produce menos emisiones de gases de efecto invernadero
España. – De acuerdo con el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), hacen falta 2.700 litros de agua para producir el algodón necesario para una única camiseta. Sin embargo, el algodón orgánico —que, por lo general, se produce sin sustancias químicas sintéticas, como fertilizantes y pesticidas— es otro mundo completamente diferente.
La S**oil Association** dice que solamente utiliza 243 litros en comparación con el normal. Por eso, cada vez más marcas —como Stella McCartney o H&M— abanderan el uso de la fibra natural.
La edición española de la revista Vogue cuestiona: ¿tan sostenible es una camiseta de algodón orgánico? Es una pregunta sencilla sin respuesta clara. Sí, hay que tener en cuenta el consumo de agua, pero también las emisiones de carbono, los medios de transporte y el empaquetado a lo largo de toda la cadena de distribución.
Y lo más importante, ¿qué pasa con la prenda cuando ya no te la pones? “No es perfecto, nada es perfecto en esta vida”, comenta Liesl Truscott, la directora de Europa y de estrategia de materiales de Textile Exchange, sobre la producción de algodón orgánico.
“La escala sigue siendo un problema”. De hecho, menos del uno por ciento del algodón que se produce actualmente es orgánico, por lo que hay mucho potencial de mejora en el proceso de fabricación de esta fibra. Hablamos con expertas en medioambiente sobre si el algodón orgánico es realmente sostenible y cómo podemos hacer que nuestros hábitos de consumo sean un poco más ecológicos.
¿Qué implica para el medioambiente la producción de algodón orgánico?
Se emplea menos agua para el algodón orgánico, pero es complicado. Según un informe de Textiles Exchange de 2017, el algodón orgánico emplea un 9 % menos de agua “azul” (de acuíferos y masas de agua en superficie, como lagos y ríos) que el algodón convencional.
“La mayor parte del algodón orgánico se cultiva en granjas pequeñas, que suelen usar el agua de lluvia y no tanto los sistemas de riego”, explica Truscott. “Además, como no se emplean pesticidas y fertilizantes, no se necesita tanta agua”. El algodón orgánico no implica que el cultivo sea transgénico, que, por lo general, suele requerir más agua; a su vez, al trabajar sobre un suelo sin pesticidas, el proceso ahorra agua.
De hecho, el 95 % del agua que se usa para el cultivo del algodón orgánico es agua ecológica (de lluvia o almacenada en la propia tierra). También se ha dicho lo contrario: que, por la baja producción del algodón orgánico (en comparación con los cultivos tradicionales), en realidad necesita más agua.
“El argumento es que el orgánico es menos eficiente por hectárea”, comenta Christine Altenbuchner, catedrática de Recursos Naturales y Biología de la Universidad de Viena sobre el tan citado informe de Cotton Inc. “Sin embargo, también hay que tener en cuenta con los productores de algodón orgánico trabajan otros cultivos en sus campos”.
El cultivo del algodón orgánico —en comparación con el tradicional— también reduce en un 98 % los niveles de contaminación del agua según un informe de 2011 de Water Footprint, ya que no se usan sustancias sintéticas como pesticidas y fertilizantes.
Según Textile Exchange, el algodón orgánico genera un 46% menos de gases de efecto invernadero que los cultivos de algodón tradicional por el simple hecho de no usar fertilizantes y pesticidas —que emiten dióxido de nitrógeno— y por no emplear tantas prácticas agrícolas mecanizadas.
Además, al no contener ni fertilizantes ni pesticidas, el suelo actúa como “almacén de carbono”, ya que absorbe el CO2 de la atmósfera. Pero si lo cultivamos a lo grande, puede plantear problemas.
Un informe de 2015 descubrió que, a gran escala, el cultivo de algodón orgánico puede generar más gases de efecto invernadero que el tradicional. También se producen emisiones cuando se hila el algodón puro, se teje y se tiñe en el proceso de convertirlo en la prenda que llevas puesta.
Con información de Vogue Spain