El ambientalista Saúl Enrique López Munguía recolecta los desechos de los puestos de coco para elaborar dos tipos de fertilizantes
Ciudad Obregón, Son. (México). – Con las cáscaras de cocos que se generan de los puestos de la Laguna del Náinari, Saúl Enrique López Munguía elabora composta o fertilizante orgánico.
El ambientalista platicó que lo primero que realizan es recolectar los desechos de los puestos, posteriormente los separan y los limpian con agua, para después pulverizarlos con un molino especial.
Elaboran dos tipos de fertilizantes, ambos en base a fibra de coco, uno que se combina tierra y que dura cerca de 3 meses en estar listo, y otro que se mezcla con hojarasca, gavilla de trigo, harina de roca, maleza y levaduras que tarda 28 días, resaltó.
Explicó que desde que iniciaron con esta actividad de la mano con la promotora inmobiliaria de Cajeme, que es la encargada de la «Novia de Cajeme», han producido cerca de 3 toneladas de composta.
«Salió la idea de que en lugar de tirar el coco, molerlo para hacer composta de la fibra que genera para ahora en primavera mezclarlo con la tierra de la laguna y sembrar plantas cubre suelos, aunque es un trabajo muy grande servirá para que no se levante tanto polvo cuando las personas caminen o corran», abundó.
El material que producen lo acumulan enseguida del vivero de la laguna, dijo, lo utilizan también para fertilizar las plantas que les van llegando y las que van sembrando.
Agregó que con esta actividad buscan concientizar a las personas sobre el aprovechamiento de los residuos para creación de productos benéficos, pues como la composta hay muchos usos que se le puede dar a la basura.
Con información de El Imparcial