El prototipo de embalaje alarga la vida de los alimentos y también es comestible, con lo que se pueden cocinar los alimentos sin necesidad de retirar el empaque.
Astrid Rivera
A partir de residuos de frutas, vegetales y crustáceos, investigadoras portuguesas desarrollaron un empaque que alarga la vida de los alimentos y además puede consumirse.
Las especialistas de la Universidad de Coimbra detallaron que el embalaje aún es un prototipo, sin embargo, el objetivo “es ponerlos en el mercado en un futuro próximo”. El equipo está formado por las investigadoras Marisa Gaspar, Mara Braga y Patrícia Almeida Coimbra, del Centro de Investigación en Ingeniería de Procesos Químicos y Productos Forestales (CIEPQPF) de la Universidad de Coimbra.
“Ya existen algunos envases comestibles, pero estos son pioneros en aprovechar los residuos y añadir además compuestos beneficiosos para la salud como antioxidantes y probióticos“, resaltaron.
Explicaron que dos de los ingredientes principales son el almidón de la patata y la pectina del membrillo, esenciales para la elaboración de los embalajes por ser materiales poliméricos estructurales, gracias a lo cual les ha sido posible conseguir láminas muy finas a través de un procesamiento simple.
Esta innovación permite cocinar los alimentos sin necesidad de quitar el embalaje, pues la película comestible, especialmente pensada para recubrir frutas, verduras y quesos, ha sido diseñada para contener propiedades bioactivas.
Las investigadoras evaluaron las reacciones de los compuestos entre ellos, además de un análisis microbiológico y sensorial de películas y medir su compatibilidad con los alimentos.
El proyecto, que comenzó en 2018 y cuenta con financiación europea, se basa en la economía circular que busca reutilizar y evitar la creación de residuos, ha sido premiado por la Universidad de Coimbra y en el concurso de ideas LL2FRESH.
*Con información de Efeagro