Este vino es producido implementando la agricultura biodinámica y otras prácticas de elaboración que buscan la armonía con el medio ambiente
Valle de Guadalupe, BC (México). – Finca La Carrodilla, ubicada en el ejido El Porvenir en el Valle de Guadalupe, se ha convertido en un productor de vinos sostenible, premisa que es a base de su existencia. Su desarrollo está a cargo de gente joven que vislumbra el futuro al producir vinos implementando la agricultura biodinámica y otras prácticas de elaboración que buscan la armonía con el medio ambiente.
El proyecto dirigido por Fernando Pérez Castro comenzó en 2011 y, desde su fundación, su objetivo fue claro: pensar primeramente en la Tierra. La variedad de vinos producidos son elaborados con uvas cultivadas con técnicas de agricultura orgánica, por lo que se le ha otorgado la certificación del Institute for Marketecology (IMO), un cuerpo internacional de inspección, certificación y control de calidad de los productos orgánicos, ecológicos y socialmente responsables.
El fundador de La Carrodilla confirmó que es el primer productor de vinos en ser certificado con estas propuestas enológicas en el Valle de Guadalupe.
En 2013, La Carrodilla introdujo sus primeros vinos monovarietales elaborados de Cabernet Suvignon, Shiraz y Tempranillo. Sólo hubo 3 mil 500 botellas, por lo que fueron pocos los afortunados en probar estos vinos. El 2012 Vintage fue premiado en la edición 23 del Concurso Internacional, Ensenada Tierra de Vinos.
«El concepto ‘biodinámico’ propone, entre otros aspectos, que el proyecto procure tanto la salud de las plantas como la salud de la Tierra», dijo Pérez Castro.
En este sentido, la empresa que genera productos que integran sistemas de cuidado al medio ambiente se consolida con una producción anual de 25 mil botellas, miel de abeja, conservas, un jardín orgánico, una granja, aceite de oliva e incluso cerveza.
Jimena Rábago, agrónoma de la Universidad EARTH de Costa Rica, es la encargada del cuidado de la constitución del suelo, quien procura elementos naturales de la región para mantener el ecosistema enriqueciendo el suelo con orujo y abono, los cuales contienen nitrógeno. Esta técnica es sólo un ejemplo para entender cómo funciona la producción biodinámica de los vinos y la constante correlación entre los viñedos, los microorganismos y la Tierra.
Con información de El Debate