La Universidad de Alcalá de Henares desarrolla este proyecto mediante un convenio con la Consejería de Fomento de Castilla-La Mancha
Madrid. – Controlar las malas hierbas que crecen en las cunetas, en jardines públicos y en campos de cultivo es el objetivo que tiene la investigación que desde 2016 viene desarrollando la Cátedra de Medio Ambiente de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH), con la implantación de un nuevo herbicida, el vinagre de madera (wood vinegar en inglés), que pretende ser una alternativa al glifosato.
La investigación, única en este ámbito en toda Europa, tiene su origen en un proyecto financiado con fondos europeos que buscaba sacar productos de interés a partir de residuos forestales, los cuales, sometidos a un calentamiento mediante la condensación de gases durante la pirólisis, da lugar al vinagre de madera, explica el director técnico de este departamento, Juan Luis Aguirre.
“Nosotros habíamos leído que el vinagre de madera, que es una fracción acuosa, se utilizaba en Oriente Medio para control de hierbas en agricultura ecológica”, cuenta Aguirre. Recuerda que, a partir de 2016, mediante un convenio con la Consejería de Fomento de Castilla-La Mancha, comenzaron a probarlo como herbicida en las redes viarias con “muy buenos resultados”.
A raíz de ese acuerdo, se comenzó a utilizar en las cunetas de varias carreteras de Castilla-La Mancha, en concreto en la Autovía de los Viñedos y en Uceda (Guadalajara), unas pruebas que sirvieron para conocer su aplicación y sus propiedades. Por eso, este grupo de investigadores de la UAH han pedido más fondos tanto al Gobierno castellano-manchego como al central, al igual que a empresas y bodegas, para comprobar sus efectos a gran escala como fungicida e insecticida en agricultura, parques y jardines.
Estudio de mercado
De hecho, señala Aguirre, este año han firmado otro acuerdo con la Consejería de Fomento de Castilla-La Mancha y, en concreto, con el director general de Planificación Territorial y Sostenibilidad, Javier Barrado, para desarrollar el proyecto sobre todo en cunetas de infraestructuras viarias. Además, están pendientes de un estudio de mercado vinculado al Parque Científico y Tecnológico de Albacete, dependiente del Gobierno autonómico, para poner el vinagre de madera a la venta de manera semiindustrial.
«Mientras el vinagre de madera es un producto orgánico de contacto que no deja restos, el glifosato es un producto tóxico que lo que hace es envenenar la planta y todo su entorno», afirma Aguirre. A su juicio, «uno de los problemas para sustituir al glifosato es que es muy barato y sus efectos son inmediatos, básicamente mata mucho en pequeñas dosis. Estas son las dos ventajas que tiene».
Pero, en los últimos años, una serie de estudios científicos están empezando a avisar de posibles efectos negativos por el uso masivo y prolongado del glifosato. Por eso, aunque la UE ha prorrogado el uso de este herbicida hasta 2022, Aguirre cree que serán sus últimos cinco años de vida en territorio europeo, «porque hay países, regiones y municipios que lo han prohibido, y no ha sucedido nada».
Con información de ABC