Habrán cinco modalidades de apoyo a productores de 15 estados
Redacción Agro Orgánico
Yanga, Ver. (México). – Con 830 mil hectáreas cultivadas y más de 55 millones de toneladas cosechadas en 2018, México es el séptimo productor de caña de azúcar en el mundo y el número 31 en rendimientos por hectárea.
Debido a la importancia del cultivo, el 1 de junio pasado el Presidente de México Andrés Manuel López Obrador, anunció por medio de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) la implementación del programa Producción para el Bienestar, política que le dará sustentabilidad al cultivo y bienestar para las familias de 15 estados productores de caña.
El programa buscará brindar un apoyo directo y sin intermediarios a un total de 170 mil cañeros inscritos en el Comité Nacional para el Desarrollo Sustentable de la Caña de Azúcar (Consadesuca) /Sader, con 7 mil 300 pesos por productor, recurso que será depositado en cuentas bancarias o tarjetas de bienestar, explicó el titular de la Sader, Víctor Villalobos Arámbula
Según cifras de la Sader, más del 95% de dichos productores son de pequeña escala y se estima que el promedio nacional de tenencia de tierra por productor es de 4.8 hectáreas.
Tan sólo Yanga y municipios aledaños en el estado de Veracruz, albergan a más de 15 mil productores que cultivan 70 mil hectáreas de caña, lo que posiciona a Veracruz y Jalisco como los principales estados productores del país; también serán beneficiados San Luis Potosí, Oaxaca, Chiapas, Nayarit, Tamaulipas, Tabasco, Morelos, Puebla, Quintana Roo, Michoacán, Colima, Campeche y Sinaloa.
La Sader estimó que con el programa los productores beneficiarios apliquen el apoyo para mejorar su potencial productivo, por medio de 5 acciones que la dependencia promueve: renovación de cepas (siembra de caña), fertilización orgánica o inorgánica, manejo integrado de plagas y malezas, pago de labores culturales (pago de maquila, de maquinaria y pago de mano de obra) y pago de equipo o servicios de riego.
Asimismo, estas acciones buscarán fortalecer el ingreso de los cañeros ante la contingencia de los precios internacionales del azúcar (precios que en 2018 cayeron en 30%), y también sostener e impulsar el esfuerzo productivo y capacidad de resiliencia de la caña.