Para México implementar y consolidar una red agrologística significará captar alrededor de 100 mil millones de pesos
Ernesto Perea*
México tiene opciones para aprovechar su potencial agroalimentario, generar ahorros y alcanzar su desarrollo. Para este país –hoy en reconstrucción– implementar y consolidar una red agrologística significará captar alrededor de 100 mil millones de pesos (mdp), derivado de una reducción en mermas de productos agrícolas destinados al consumo local y la exportación, además del incremento de productos que se venden al exterior.
Desarrollar un sistema agrologístico requiere de la inversión en infraestructura, la integración de cadenas de valor, clústers, la participación de diversos actores desde la producción primaria hasta la comercialización, pasando por el manejo postcosecha, inversión en la cadena de frío y sistemas de transporte, con el acompañamiento de gobiernos federal, estatal y municipal, así como de universidades, empresas de innovación tecnológica y asesores.
Para todos es conocido el “gran potencial” que tiene el país para desarrollar sus exportaciones agroalimentarias y “áreas de oportunidad”, por lo que el reto hoy es implementar los esquemas ya diseñados por especialistas en agrologística.
Mermas cuantiosas
En México –según datos de la Sagarpa– el mal manejo post producción genera mermas de entre 30 y 45 por ciento, lo que conlleva a mayores precios al consumidor final. En países desarrollados este porcentaje es del 10 por ciento.
Las principales deficiencias en el manejo de postproducción agropecuaria se localizan en materia de infraestructura y equipamiento para procesamiento y manejo de productos alimentarios.
Como resultado, México es un exportador de materia prima, dado que 80 por ciento se envía al exterior en fresco, por lo que el siguiente paso es dar valor agregado e industrializar los productos, según ha señalado el expresidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), Benjamín Grayeb.
La dificultad es que sólo 30 por ciento de los productores tiene acceso a las tecnologías agrícolas y 70 por ciento está al margen, y no hay un plan para tecnificar, ya que es algo muy caro, “aunque hemos ido avanzando pero de forma aislada”, reconoce el empresario.
El productor a gran escala, las grandes empresas, utiliza técnicas avanzadas de agregación y generación de valor y sus propios canales de distribución, señala el estudio para el Programa Nacional de Agrologística (PNA), encargado por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) a la Universidad de Wageningen, de Holanda, que se presentó en octubre del 2014.
En contraste, los pequeños productores, quienes gestionan 75 por ciento de las unidades de producción en México, tienen dificultades para orientarse al mercado debido a la desagregación en unidades pequeñas, falta de capacidades empresariales, de negociación y de información para la toma de decisiones. Esto aunado al poco valor agregado y la calidad irregular de su producto y “la aversión al cambio, así como la ausencia de incentivos y capacitación que permitan el cambio”, remarca.
“La falta de capacidad de asociación entre los productores es exacerbada por la escasa cultura de cooperación, la diversidad de intereses y una tenencia de tierra atomizada”, destaca el documento.
En México el tema de agroparques se complica, dado que muchos productores son pequeños y existen asuntos de política agrícola y de cómo integrar la función de todos los actores –productores, autoridades, gobiernos– que es la parte más difícil de lograr; en cuestiones técnicas y productivas por supuesto que funcionan, afirma Mónica Cabildo, business developer de Wageningen Food & Biobased Research.
Sistema de transporte altamente ineficiente
El estudio puntualiza que cerca del 80 por ciento de los alimentos se transporta por carretera. El sistema de transporte “es altamente ineficiente”, lo cual se refleja en que el transporte carretero en México es más costoso que en otros países: cerca del 50 por ciento más alto que en Estados Unidos.
A lo anterior se suma que 50 por ciento de los transportes circulan vacíos. El tiempo de transporte, costos de peaje, inseguridad, condiciones geográficas del país y el diseño de la red de carreteras y ferrocarriles, principalmente con líneas de norte a sur, propician que las comunicaciones sean débiles y el costo de transporte alto.
La falta de conectividad por carretera en Sinaloa, Durango, las costas de Jalisco, Michoacán, Guerrero y Oaxaca acrecienta las distancias y encarece el transporte. “La inseguridad acarrea altas primas de seguros, así como el uso de rutas alternas para evitar zonas inseguras”, expone en su diagnóstico el texto referido.
Aunado a lo anterior, detalla, la capacidad de almacenamiento refrigerado en México es baja y su precio es más elevado que en otros países. La mitad de los productos alimenticios perecederos se transportan sin refrigeración.
Por otra parte, “la explotación del ferrocarril y del transporte marítimo es escasa. La falta de infraestructura básica de almacenaje y transporte hace que la cadena logística sea deficiente. Los altos costos de transacción hacen que en muchos casos el precio de los productos este dado por la ineficacia de la logística”.
Sin buenos puertos
El diagnóstico de especialistas es contundente: existen pocos puertos preparados en agrologística. Las terminales especializadas para la carga y descarga de contenedores y las instalaciones de almacenamiento refrigerado son escasas; sólo los puertos de Manzanillo, Lázaro Cárdenas, Veracruz, Altamira y Ensenada tienen capacidad de gestionar el comercio agroalimentario.
“La conectividad –asevera– entre la infraestructura portuaria y el sistema ferroviario es en general deficiente” y “uno de los principales retos de los puertos en México es su poca vinculación con otros mercados internacionales”.
Si bien la carga ferroviaria ha crecido en los últimos 15 años en 90 por ciento, la insuficiencia de vagones refrigerados, la poca capacidad de almacenamiento y la insuficiencia de instalaciones para la inspección en frío cercenan el potencial de transporte de productos frescos.
El PNA concluye que el transporte aéreo tiene poca incidencia en el volumen agrologístico. En México, el volumen de productos transportados por avión es prácticamente nulo y hay saturación en los principales aeropuertos, como el de Ciudad de México.
El programa de infraestructura calcula que el desarrollo de una red nacional mejorada de carreteras y caminos, vías férreas, puertos y aeropuertos requiere una inversión de unos 100 billones de dólares en cinco años, donde la mayor parte se espera sea de asociaciones público-privadas.
El camino de la agrologística
Frente a toda esta problemática, los que saben plantean voltear a la agrologística, cuyo objetivo principal es conseguir “el producto correcto en el lugar correcto en el momento correcto y de acuerdo con las especificaciones correctas de calidad e inocuidad al menor costo”.
La agrologística integra todas las actividades en la cadena de suministro que son necesarias para adecuar la oferta de productos del campo con la demanda del mercado de esos productos. Comprende actores responsables de la producción (agricultores y productores), procesamiento (industria de productos alimentarios), y la distribución (transportistas, proveedores de servicios y comerciantes), define la Sagarpa.
El impacto económico de que México cuente con una red agrologística, que en una primera etapa requiere una inversión de 5 mil mdp –según el estudio de la Universidad de Wageningen– , para el caso de exportación es una reducción de mermas en la cadena del 33 por ciento, que significa un valor de 11 mil 168 mdp; en las cadenas del mercado interno dicha disminución se estima en 10 por ciento, con un valor estimado entre 34 mil 300 mdp a 58 mil 200 mdp.
La implementación del PNA facilitará el comercio exterior, con un incremento de las exportaciones de los 50 principales productos hasta en un 10 por ciento, lo que equivale a 29 mil 600 mdp.
Además, se estima una reducción del 25 por ciento del tiempo de espera en aduana, lo que se traduce en un menor costo logístico para exportadores e importadores.
En cuanto al efecto multiplicador de las inversiones se calcula una derrama económica de 11 mil 800 mdp; la generación de 9 000 nuevos empleos
y la creación de condiciones para recibir inversión extranjera directa.
¿Qué se requiere?
Para poner en marcha el PNA se requiere coordinarlo de forma integral a nivel federal, estatal y regional, con participación pública y privada en un grupo de alto nivel; crear programas de acceso a mercados estimulando modelos cooperativos e instalaciones de valor agregado (agroparques) e invertir en una cadena de frío continua mediante instalaciones de almacenamiento, cámaras y contenedores refrigerados para las inspecciones en la frontera.
Hay que mejorar la interconexión de sistemas de transporte multimodal para reducir costos logísticos; alinear procesos de inspección incluyendo los aduanales en puertos; crear un programa que incorpore tecnologías de información y comunicación, y de normalización para el seguimiento y localización de los productos agroalimentarios; y combatir la inseguridad en medios de transporte, entre otras medidas.
Agroparques
Dentro de la red agrologística, los agroparques juegan un papel relevante al ser “un espacio físico provisto de logística e infraestructura básica y complementaria, donde convergen diferentes actividades agroalimentarias que adicionan valor, incrementan productividad y competitividad, tales como producción primaria, acopio, procesamiento, transformación, capacitación, transferencia de tecnología y comercialización”, define el 5º Informe de Gobierno de México.
El componente del Sistema Nacional de Agroparques operado por la Sagarpa –que forma parte del PNA– fue diseñado “para contribuir a la creación de polos de desarrollo con capacidades e infraestructura necesaria para incrementar la productividad y competitividad de los productores nacionales, mediante la creación de agroparques estratégicamente localizados”.
Mónica Cabildo explica que los agroparques se diseñaron pensando en las regiones de México. Por ejemplo, el de Aguascalientes se desarrolló para el Bajío; el de Chiapas para el sur sureste y el de Nayarit para el noroeste. También se pensó en puntos de salida para promover exportaciones, la ubicación de puertos, carreteras importantes, y que fueran zonas productivas con productos relevantes para el país, con situación logística favorable.
La misión original del componente de agroparques fue impulsar el desarrollo de almacenes, plantas empacadoras y procesadoras de agroalimentos y “las instalaciones estarán localizadas en regiones productivas y exportadoras de alimentos para el manejo postcosecha de manera que promuevan un enfoque de polo regional-clúster-empresa, articulando conglomerados productivos y vinculando a los pequeños productores con empresas integradoras para atacar más y mejores mercados”.
El resultado fue que entre agosto de 2014 y diciembre de 2016, a través del componente del Sistema Nacional de Agroparques se apoyaron 92 proyectos de 314 solicitados, con 993.3 mdp, lo cual generó una inversión por 1,902 mdp, refiere el 5º Informe de Gobierno.
No obstante las cadenas virtuosas que pueden generar los agroparques, el mismo Informe explica que en 2017 dicho componente dejó de operar, “ya que se fusionó al componente de Activos Productivos y Agrologística del Programa de Activos Productivos del Programa de Productividad y Competitividad Agroalimentaria”.
Para Mónica Cabildo la instalación de agroparques sí requiere inversiones y dependerá de las necesidades de cada región, del producto y el proceso que requiera.
El componente de agroparques –considera– no avanzó mucho, pero sigue ahí sobre la mesa para quien lo quiera promover y retomar.
Metas ambiciosas
Las exportaciones agroalimentarias de México han ido en ascenso. Tan sólo de enero de 2013 a diciembre de 2016 sumaron 105 604 millones de dólares (mdd), 60 por ciento más respecto al mismo periodo del sexenio anterior. En 2016, éstas sumaron 28 971 mdd, que resultó 8.5 por ciento superior a la de 2015, indica el 5º Informe de Gobierno.
México hoy ocupa la decimosegunda posición como exportador de alimentos, por lo que la Food & Biobased Research-Wageningen UR proyecta que a condiciones constantes para todos los países, este país se situaría entre los 10 países con mayor valor de exportación en el 2030 si creciera a un promedio del 10 por ciento anual.
El objetivo del PNA es lograr un incremento adicional de la exportación agroalimentaria en el 2030 de al menos 80-100 mil mdd.
Para México, Estados Unidos es el principal mercado de exportación y las frutas y verduras frescas participan con 31 y 66 por ciento de ésta, respectivamente. La proyección del PNA era que en el primer caso aumentaría al 50 por ciento y en el segundo 75 por ciento.
Por otra parte, existen amplias oportunidades para desarrollar nuevos mercados en Europa y en Asia, su apertura es importante para diversi car los destinos de consumo, pero su contribución al valor absoluto de las exportaciones es limitada en comparación con las exportaciones a los Estados Unidos, que representan 80 por ciento del total.
Cabildo apunta que en México hay productos como el aguacate, tomate mango o las berries, pero nos hace falta vender mejor, diversificar nuestras exportaciones, salir de forma más eficiente hacia otros mercados, por eso se generó el PNA.
México ocupa el lugar 50 en el índice de desempeño logístico en el mundo y quiere colocarse dentro de los 20 mejores, según proyecta la Sagarpa.