Un nuevo estudio revela que los microplásticos no solo perjudican a las lombrices, sino que también disminuyen la calidad de los abonos que producen.
Salamanca, España. – Un reciente estudio realizado en el marco del proyecto Recover, liderado por la Universidad de Almería, y en el que participa la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (ASAJA), de España, ha revelado que los microplásticos comprometen la eficacia de los biofertilizantes producidos por lombrices de tierra.
Estos contaminantes no solo ponen en peligro la salud de estas vitales especies, sino que también reducen el contenido nutritivo de los abonos que generan.
Desde tiempos antiguos, como lo documentó Plinio El Viejo, las lombrices han sido reconocidas por su habilidad para mejorar la calidad del suelo mediante el proceso de vermicompostaje. Sin embargo, la reciente incorporación de microplásticos en los suelos agrícolas ha planteado nuevos desafíos.
Además de los efectos directos en las lombrices, los microplásticos representan una amenaza para los ecosistemas agrícolas y los alimentos producidos en esos suelos. Aunque se sabe que ciertos microorganismos, como hongos y bacterias, pueden degradar estos contaminantes con el tiempo, aún hay preocupación sobre cómo los microplásticos se acumulan en los tejidos animales y sus posibles efectos nocivos.
Este estudio refuerza la necesidad de desarrollar soluciones sostenibles para la gestión de residuos y de mejorar las prácticas agrícolas para preservar la salud del suelo y la calidad del abono.
Con estos hallazgos, el equipo del proyecto Recover sienta las bases para futuras investigaciones dirigidas a potenciar la capacidad de las lombrices para eliminar microplásticos del medio ambiente, contribuyendo a la sostenibilidad agrícola.
Las investigaciones, lideradas por los socios españoles del proyecto la Universidad Miguel Hernández de Elche (Alicante), y la Universidad de Almería se han centrado en los efectos de los microplásticos, meso plásticos y nanoplásticos, cuyas dimensiones varían desde la punta de un cabello hasta el tamaño de una bacteria.
Estos microplásticos dañan sistemas cruciales en las lombrices, como las neuronas y la microbiota intestinal. A medida que las lombrices ingieren estos contaminantes, su capacidad para producir biofertilizantes ricos en nutrientes, esenciales para la salud de las plantas, se ve comprometida.
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