Un negocio que reportará cerca de 50 millones de dólares al año con el procesado diario de 20 toneladas de ácidos grasos destilados
Colombia. – La mayor feria del mundo sobre tecnologías de procesamiento de aceite de palma, (Palmex) ha cerrado sus puertas en Barranquilla (Colombia) donde cerca de un millar y medio de expertos se han dado cita.
Realizada por primera vez en Latinoamérica, en esta edición el foco informativo se ha situado sobre el nuevo modelo de crecimiento que se está poniendo en práctica en el continente, y que se basa en la explotación de las vitaminas y fitonutrientes de la palma además de en la obtención de los tradicionales productos alimentarios, los biocombustibles, biolubricantes o surfactantes.
Y es que, a diferencia de lo ocurrido en los países que más palma producen del mundo, como Malasia o Indonesia, que sí supieron sacar provecho de los derivados más rentables de esta fuente vegetal, no ha sucedido lo mismo en territorio latino; continente con una gran ventaja competitiva frente a Asia, la de poseer un modelo medioambientalmente sustentable, en el que la producción de palma ha crecido un 60% en la última década, pero que se ha mantenido al margen de un mercado que hoy genera más 1.700 millones de dólares.
Un negocio al alza
Así lo ha transmitido en Palmex la directora General de Palmvit –la compañía de Ingeniería Química que está poniendo la tecnología para la extracción de las Vitaminas de la Palma en Latinoamérica– Consuelo M. Ferrero, quien además añadía que “este negocio reportará a palmeros y aceiteros cerca de 50 millones de dólares al año con el procesado diario de 20 toneladas de sus propios ácidos grasos destilados”.
Lo cierto es que el kilo de vitamina E de la palma rica en Tocotrienol, un antioxidante entre 40 y 60 veces más potente que el Tocoferol (la forma más común de esta vitamina que se encuentra en la naturaleza), se está vendiendo a 1.000 US$ con una concentración del 95%.
Asimismo, su ProVitamina A rica en betacarotenos, sus fitosteroles y escualenos son derivados cuya demanda crece entre un 3,9%, un 7,2% y un 10,2% respectivamente, tal y como afirman consultoras como Transparency Markets Research, Grand View Research o Markets and Markets, arrastrados por una industria agroalimentaria, cosmética y farmacéutica ávida de aditivos funcionales y 100% naturales.
Son estos datos los que han impulsado a Honduras a convertirse en el primer país hispano en desarrollar un modelo de crecimiento integral que permita aprovechar todos los recursos de la palma. Lo hace a través de Biosa, una filial de la Corporación Industrial de Sula que cultiva palma, produce aceite, lo refina y, en lo sucesivo, procesará también sus ácidos grasos para extraer fitonutrientes muy concentrados y biodiesel.
Esta visión 360º de la explotación de la palma resulta, en palabras de Héctor Castro, presidente de la entidad, “esencial para garantizar una buena producción de vitaminas, ya que los parámetros de refinación determinan no solo la calidad de los aceites, sino también la de sus fitonutrientes”.
Con información de Efeagro