Asimismo, la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina pidió reconocer el papel de la mujer rural en la soberanía alimentaria del país
Redacción Agro Orgánico
México. – Ante la crisis económica que padece México y la creciente pobreza, la agricultura familiar es la única vía para reducir los altos índices de pobreza alimentaria y la desnutrición, afirmó la presidenta de la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina (UFIC), Rocío Miranda Pérez.
Por ello, hizo un llamado al gobierno federal para que atienda las recomendaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) e impulse la agricultura familiar, además de reconocer el papel de la mujer rural en la soberanía alimentaria del país, a pesar de percibir un ingreso 75 por ciento menor al de los hombres.
Asimismo, refirió que los bajos precios de los alimentos reducen los ingresos de los agricultores, especialmente de los campesinos familiares pobres que producen los alimentos básicos. Esto –agregó– corta el flujo de dinero en efectivo en las comunidades rurales y disminuye los incentivos para nuevas inversiones en producción, infraestructuras y servicios.
Por otra parte, apuntó que la pobreza en el campo “tiene cara de mujer ante la feminización del medio rural, debido a la falta de un relevo generacional y el creciente abandono del agro por parte de las nuevas generaciones que arriban diariamente a las ciudades de nuestro país, así como de la Unión Americana”, dejando a las mujeres a cargo de la tierra, de la cultura, de los valores y de los niños quienes también comparten el rostro de la pobreza.
Sin embargo, consideró que los programas gubernamentales dirigidos a las mujeres, que podrían beneficiarles, “están impregnados de burocracia y manipuleo en los procesos electorales”; en este sentido, mencionó que el Proyecto Estratégico de Seguridad Alimentaria (PESA) de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) está en proceso de fracasar en esta administración
Respecto al financiamiento, consideró que, si bien las microfinanzas son una herramienta para superar la pobreza rural y la inseguridad alimentaria, según la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera, solamente el 38% de la población en México tiene algún producto de ahorro o crédito de las instituciones financieras formales.
Advirtió acerca de la dificultad de que los pequeños productores puedan entrar a círculos de producción de excedentes, canales de comercialización y acceso a servicios financieros, con una base sólida de protección social, que garantice la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza, como lo recomienda la FAO.
En este sentido, refirió que en el campo hay 11 millones de mujeres que se dedican a trabajar la tierra, sin embargo, solamente el 10% de ellas tienen acceso al financiamiento, y solo el 5% reciben asistencia técnica.
Por ello, afirmó que la mujer indígena y rural debe formar parte de una red de almacenamiento rural que reúna controles de calidad, inventarios homólogos, ubicaciones estratégicas, infraestructura adecuada y vínculos con el sistema financiero.