Tank-E es un biodigestor que convierte desechos orgánicos en gas y biofertilizante, con este proyecto los veracruzanos competirán en Estados Unidos con jóvenes de todo el mundo por el premio Enactus 2018
México. – En una botella de Coca-Cola de dos litros fue que un grupo de estudiantes del Tecmilenio Veracruz desarrollaron su primer modelo para crear un biodigestor con el que ahora competirán en Estados Unidos en la competencia ENACTUS 2018 en el que medirán su proyecto con los de otros jóvenes del mundo.
Luego de esa botella de Coca-Cola, el siguiente paso fue experimentar en un garrafón de agua de 20 litros, de ahí llegaron al contenedor de 70 litros que ahora tienen, recuera Jesús Eduardo San Juan, de 22 años, que actualmente estudia ingeniería industrial en Tecmilenio Veracruz.
En entrevista con Entrepreneur en Español, el joven asegura que su biofertilizante evita los gases de efecto invernadero y ayuda así al medio ambiente. “Ha sido un trabajo de generaciones de alumnos que no están aquí en el campus y que sin las personas de las comunidades no sería posible”, señala.
El equipo de alumnos de la Universidad Tecmilenio Veracruz resultó ganador en la Competencia Nacional ENACTUS 2018, gracias a su proyecto Tank-E: un biodigestor que convierte desechos orgánicos en gas y biofertilizante, los cuales se denominaron G-Biol. Y con eso ganó su pase a la ENACTUS World Cup, que se llevará a cabo del 9 al 11 de octubre de este año, en San José, California, en Estados Unidos.
Durante este 2018, el equipo de Tecmilenio Veracruz, junto con el de Guadalupe, en Nuevo León, ganaron el premio Ford Collage Community Challenge, por 5 mil dólares, el cual ha permitido el crecimiento y consolidación de su proyecto.
Se trata de un equipo multidisciplinario donde hay alumnos de áreas de negocio, de administración y de ingeniería, el cual está conformado por Ximena Ramos, Samantha Vázquez, Erwin Amores, Rolando Herrera y Rafael Almanza liderado por el profesor Carlos Humberto Taracena Ocaña y otros alumnos que han trabajado durante tres años para gestar el proyecto.
Taracena, de 41 años, explica en entrevista que con su biodigestor aprovechan el lirio de una manera sustentable, al almacenarlo para producir un biogás que reduce el consumo de la leña.
El equipo creador de Tank-E ha impactado a 50 comunidades, entre las que se encuentran La Mojarra y El Zapote y una en las faldas del Pico de Orizaba. Pero todo comenzó con Costa de San Juan, una comunidad que está cera del Puerto de Veracruz, donde los pobladores trabajan el lirio para hacer artesanías. “Nosotros fuimos más allá para trabajar el lirio, pues al almacenarlo con el excremento del ganado produce un biofertilizante”, asegura Taracena.
“Estamos llevando empoderamiento a las comunidades para que ellos comercialicen el biofertilizante y aumenten sus ingresos”, dice Samantha Vázquez, estudiante de mercadotecnia.
Con los recursos de la universidad y de patrocinadores, el proyecto Tank-E es amigable con el medio ambiente y ayuda a la comunidad a que se generen negocios a través de la venta de biofertilizantes, explica Taracena. Hoy en día cuentan con 10 biodigestores industriales implementados, 60 biodigestores domésticos y 80 empleos generados, así como un ingreso total de $498,946.80 pesos.
Sobre este proyecto, Héctor Escamilla, Rector de la Universidad Tecmilenio, opina que cuenta con “calidad, con posibilidad de ser escalable, sustentable, de alto impacto en la comunidad, rentable y que puede contribuir con los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU”.
Con información de Entrepeneur