La textilera más grande del mundo ya fabrica entre el 8% y 10% de sus prendas con una base de una fibra orgánica y se alió con el MIT para explorar más opciones
Si al desechar una vieja prenda de vestir piensa que esta tiene como destino la incineración tras una larga estadía en un basurero público, esto ya no es tanto así. Por lo menos en algunos de los países en los que el grupo español Inditex, fabricante de la mundialmente conocida Zara, tiene operaciones.
La firma ibérica –que durante el último año abrió 46 tiendas en la región y espera un número similar de aperturas para el ejercicio 2017–, ya fabrica entre el 8% y el 10% de sus prendas con una base de una fibra orgánica que obtiene de la mezcla de tejidos de ropa reciclada con trazas de madera y firmó recientemente una alianza con el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), con la que explorará más opciones de reciclaje en el rubro.
La compañía gallega acordó con Koopera, una empresa de inserción social promovida por Cáritas, que ayuda a la reinserción laboral y social de las personas más vulnerables, impulsar un programa de recojo de ropa usada, para lo cual instaló más de 2.000 contenedores en las sedes de Cáritas y en sus locales de España, Portugal, Reino Unido, Dinamarca y Países Bajos.
Sin embargo, el recojo de prendas usadas también se realiza a domicilio a través del servicio de compra online de Inditex, explican en la compañía. La iniciativa de Inditex y Koopera se produce en el contexto del acuerdo macro que mantiene con la organización social Cáritas desde 2011.
A marzo de este año, el proyecto logró reinsertar laboralmente a 500 personas en España y a recoger el año pasado 25.000 toneladas de ropa que representaron 75 millones de prendas usadas.
La ropa recogida se envía a las tres plantas que Koopera posee en Valencia, Barcelona y el País Vasco, para someterla a un proceso de clasificación, donde es separada según su destino en tres grupos: un 10% de la ropa que está en buen estado es reutilizada y enviada a las tiendas sociales de Koopera con el propósito de venderla y generar recursos para el programa, explica José González, director de innovación y desarrollo de Koopera. Cerca del 2% se destina para la generación energética; y los cierres, botones o hebillas de metal son fundidos y vendidos en la industria metalúrgica. El resto se prepara para ser reciclada y se vende a plantas dedicadas a ello, que generan packs de unos 300 kilos de fibras que luego venden a Inditex.
El lado más innovador es que, como parte de su Plan Medioambiental 2016-2020, Inditex logró generar, en conjunto con la empresa austríaca Lenzing, una nueva materia prima textil –a la que han llamado Refibra– a partir del reciclaje de tejidos. De esta manera, entre el 8% y el 10% de las prendas que la empresa gallega vende tanto en América Latina como en el resto del mundo ya se confeccionan con una fibra orgánica generada a base de madera obtenida de los bosques criados en forma sostenible y algodón reciclado conseguido con la ropa donada por la gente.
“En este proceso, el residuo textil se tritura y se mezcla con fibras puras o nuevas, para crear nuevos tejidos con los que luego se confeccionan las prendas”, dice Jesús Echevarría, director de Comunicación del Grupo Inditex, en la sede corporativa de Arteixo, en Galicia.
“Estamos en la primera fase de desarrollo de Refibra y somos los primeros clientes de Lenzing que apuestan por el desarrollo de este tipo de fibra”. A la vez, obvió aclarar si en un futuro Inditex comercializará el producto Refibra a otras empresas textiles junto a Lenzing.
Al mostrar las materias primas, los tejidos reciclados y las prendas confeccionadas a base de estos, el ejecutivo de Inditex asegura que las fibras obtenidas por medio de este proceso no tienen un impacto significativo en los costes de producción ni en los precios finales. “La actitud de Inditex no responde a un interés económico porque el precio de mercado del algodón reciclado al del ordinario no tiene diferencia.
Respondemos a una demanda de la sociedad de producir no solo ropa sino también un consumo sostenible, apoyando a la vez la mejora ambiental y la generación de empleo social”, dice Echevarría. “H&M también recicla ropa y tejidos, pero para hacerlo no colabora con entidades sin fines de lucro que generan empleo social, sino que lo hace a través de una empresa, y esa es una diferencia significativa”, acota.
Con información de América Economía