Un estudio del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Argentina revela cómo los cultivos de cobertura pueden reducir drásticamente la erosión y pérdida de nutrientes
Buenos Aires. – Un reciente estudio del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Argentina (INTA) arroja luz sobre los cultivos de cobertura: estos no solo prometen una reducción significativa en la pérdida de materia orgánica del suelo, sino que también marcan un paso adelante en la lucha contra la erosión hídrica, un problema persistente en la agricultura moderna.
Anualmente, la erosión hídrica se lleva consigo valiosos nutrientes y suelo, afectando significativamente la productividad agrícola. Específicamente, las parcelas de soya sin cultivos de cobertura experimentan una alarmante pérdida de hasta 1000 kilos de suelo por hectárea. Este fenómeno no solo reduce la fertilidad del suelo, sino que también amenaza la sustentabilidad a largo plazo de los sistemas productivos.
Impacto de los cultivos de cobertura
Los resultados del estudio del INTA son reveladores. Al comparar parcelas de soya con y sin cultivos de cobertura, se observó una disminución drástica en la pérdida de suelo: de 1042 kilos por hectárea a tan solo 165 kilos. Esta reducción no solo implica una conservación significativa del suelo sino también una disminución en la pérdida de materia orgánica (77 %), nitrógeno total (82 %) y fósforo extractable (58 %).
La ciencia detrás del fenómeno
Julia Capurro, especialista en cultivos de cobertura, explica que la clave reside en la capacidad de estos cultivos para proteger la capa superficial del suelo. La presencia de vegetación y raíces disminuye el impacto de la lluvia sobre el suelo, previniendo la formación de costras y la posterior erosión. Esta técnica se contrasta con los tradicionales sistemas de monocultivo, donde la falta de cobertura vegetal deja el suelo vulnerable a la erosión.
El estudio aplicó lluvias simuladas en parcelas de soya, observando diferencias significativas en la erosión y pérdida de nutrientes. En parcelas sin cultivos de cobertura, la pérdida de materia orgánica fue de 71,17 kilos por hectárea, comparado con solo 16,6 kilos en las parcelas con cultivos de cobertura. Estos resultados subrayan la eficacia de los cultivos de cobertura en la conservación del suelo y la prevención de la pérdida de nutrientes esenciales.
Relevancia en la agricultura actual
En el contexto de la campaña agrícola 2022/2023, la implementación de cultivos de cobertura en cultivos estivales de primera (como soya, maíz, sorgo y girasol) en áreas como los departamentos Belgrano e Iriondo en Santa Fe, Argentina, podría marcar una diferencia significativa en la mitigación de la erosión hídrica. Capurro destaca que esta práctica no solo es crucial para la producción agrícola actual sino también para la preservación a largo plazo de estos ecosistemas productivos.
El estudio del INTA no solo aporta una solución práctica a un problema persistente en la agricultura, sino que también abre puertas hacia una agricultura más sustentable y respetuosa con el medio ambiente. La adopción de cultivos de cobertura puede significar un cambio paradigmático en la manera en que enfrentamos los desafíos de la producción agrícola, llevándonos hacia un futuro donde la conservación del suelo y la eficiencia en el uso de recursos sean una prioridad.
Con información de agencias