Tenemos un acceso muy restringido a los alimentos orgánicos y normalmente a precios muy altos
Mara Valverde*
Se han creado muchos mitos respecto a la comida orgánica, originados principalmente por una desconfianza a la ingeniería genética que es evidente en redes sociales y en las tendencias populares de comida actuales. Es importante reconocerlas como lo que son, ideas equivocadas y saber qué tan ciertas y qué tan falsas son.
Primero hay qué aclarar lo que son los alimentos orgánicos, éstos se definen como los alimentos de origen natural que no han sido modificados genéticamente, pero que tampoco se les ha agregado ningún aditivo hecho artificialmente para su crecimiento. Esto excluye a la mayoría de los alimentos que encontramos en el supermercado (en el caso de México), como el maíz, la soya, la papa, canola, el tomate, el algodón y alfalfa por ser variedades genéticamente modificadas, y muchos otros (el resto de los alimentos no marcados como orgánicos) por haber sido tratados con aditivos artificiales como pesticidas y fertilizantes.
Es entonces que tenemos un acceso muy restringido a los alimentos orgánicos, y normalmente se encuentran en una sección pequeña del supermercado, y normalmente a precios muy altos. Pero hay gente que las considera su primera opción. ¿Por qué?
Porque es más nutritiva. El procesamiento y modificación genética de la comida no quita ni reduce los niveles de nutrientes en los alimentos. Las plantas y animales no crean los nutrientes para que nosotros estemos más nutridos (bueno, en parte, porque para eso los modificamos), pero los nutrientes originalmente se encuentran ahí para que las células de la planta o animal sobrevivan.
Y de ninguna manera si se agrega un pesticida que actúa exclusivamente sobre hierbas parásitas va a reducir la cantidad de vitaminas que produce un limón, y si se muta una planta para que sea menos alta y de frutos más grandes, no va a cambiar la necesidad que tiene la planta de producir sustancias para cada una de sus células, que tienen las mismas necesidades cuando la planta es alta y cuando es pequeña.
Porque es lo mejor para el planeta. Parcialmente estoy de acuerdo con esta idea, ya que los pesticidas y los fertilizantes desmesurados son males que desgraciadamente son aún necesarios para la creciente demanda de comida, y hay veces que se ignora el daño que estos compuestos hacen a la Tierra.
Pero a partir de la preocupación por estos daños se crearon los transgénicos, que además de cumplir la función de los pesticidas, hacen más barata la comida, reducen el daño a la tierra que causan los pesticidas cuando se usan sobre una planta común y corriente, y lo más importante, ayudan a que mucha más gente se alimente de un sólo cultivo. Los alimentos orgánicos no van a ayudar con la desnutrición y la falta de distribución de alimentos.
Porque a los transgénicos no se les paran ni los bichos. Una vez me tocó escuchar esta estupidez en la radio, como un argumento de que el maíz transgénico era tan malo que ni los insectos se paraban en él, y desde entonces lo he escuchado en muchos lados. Me tomé el tiempo de investigar y se trataba del maíz transgénico Bt, que expresa la proteína Cry de Bacillus thuringensis, que vuelve al maíz resistente a los ataques de insectos. Como dije, no es la primera vez que escucho este argumento, pero no ha cambiado la poca investigación que hacen las personas que pregonan este dato.
Porque no se sabe si los transgénicos hacen daño. Este es el argumento ganador de Greenpeace y la mayoría de las personas con las que he llegado a tener debates respecto a este tema. También es una falacia. Ad ignorantiam, específicamente, en la que se intenta demostrar que una idea es verdadera por el simple hecho de que no se ha demostrado que es falsa. Lo que sí es cierto, es que hasta la fecha se han reportado cero casos en los que un alimento genéticamente modificado haya causado reacciones adversas después de consumirlo (sin contar algunos estudios en revistas de bajo impacto que resultan bastante sospechosos).
Es muy conocido que las ideas equivocadas se esparcen como pólvora no sólo en la ciencia, sino que también ocurre en muchos otros casos, con consecuencias dañinas. La distribución de información falsa es un problema que frena el progreso de muchas formas, y en el caso de México, frena la oportunidad para que la ingeniería genética, la biología sintética y otras disciplinas relacionadas evolucionen.
Es por eso que desde que supe que quería estudiar Biotecnología actúo un poco de manera opuesta a los defensores de la comida orgánica: si el paquete dice que es libre de transgénicos, no lo compro. (La verdadera razón es que están más caros. Por ser orgánicos).
*Licenciatura Biotecnología & Bioprocesos, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey