Cada vez hay más espacios dedicados a la comercialización de frutas y verduras de alta calidad y a precios accesibles

Argentina. – El consumo de frutas y verduras orgánicas o agroecológicas en la ciudad de Buenos Aires no necesariamente implica pagar más, gracias a la proliferación de espacios que proponen precios accesibles para una alimentación natural, además de generar una nueva conciencia de consumo.
«Pensamos que tiene que fijarse un precio justo, que debe contemplar el respeto por el trabajo de productor, nuestra tarea como distribuidores y la posibilidad de que la población pueda acceder al alimento», indicó Lalo Bottesi, de la Cooperativa de Trabajo Iriarte Verde.
«Esto implica un cambio de concepto, porque el precio se fija colectivamente y no el intermediario que pone un valor dependiendo de la oferta del mercado», explicó.
Iriarte Verde (www.iriarteverde.com.ar) fue conformada como cooperativa en 2010, pero su experiencia como distribuidora de alimentos producidos en forma agroecológica comenzó cuatro años antes, cuando un grupo que desde los ’90 producía sin agrotóxicos en el Parque Pereyra Iraola decidió comercializar sus alimentos.
«Para nosotros la producción agroecológica implica una escala familiar, donde la cooperación y el intercambio entre los quinteros es fundamental, donde hay una conciencia de que lo que se produce es comida para abastecer a la población y no un producto para el mercado», describió Bottesi.
Juan Vázquez, integrante de Tambito (en Facebook, Tambito – Alimentos agroecológicos), una distribuidora de verduras agroecológicas del cordón verde de La Plata, explicó la cadena de conformación de precios y cómo se busca romper con esa lógica.
«En la comercialización convencional, los quinteros venden a los camiones un cajón de tomates, que tiene unos 25 kilos, a 15 pesos. El camión lo lleva al mercado central y lo vende a 40 o 50 pesos. El mercado central le vende al verdulero el cajón a 100 pesos y en la verdulería el consumidor paga hoy unos 15 o 20 pesos por kilo», describió Vázquez.
Y continuó: «Pagamos al quintero más del doble de lo que se paga el camión, y lo que hacemos luego en poner todas las verduras en un bolsón y establecer un precio accesible que le permita a todos vender por igual y al consumidor poder compensar lo que es más caro con lo más barato».
Con información de Télam, Agencia Internacional de Noticias