Aluen CAP es un producto orgánico para el control de la varroa, la principal enfermedad que causa la mortandad de abejas a nivel mundial
Argentina. – Aluen contribuye con el control de la varroa. Se elabora en un laboratorio propio, el primero habilitado recientemente por el Senasa en el país. La virtud del trabajo en equipo. “Es el primer laboratorio veterinario, administrado por una cooperativa, que le dará un salto de calidad a la apicultura mundial”.
A Camila Inés Buscaglia, secretaria y coordinadora de Calidad de la Cooperativa de Trabajo Apícola Pampero Ltda., no se le mueve un pelo mientras habla. “Es un gran avance”, agregó. “Podemos dar un ejemplo para el tratamiento de las colmenas con una conciencia medioambiental, a partir de un producto orgánico que contribuye para que los alimentos no tengan residuos que afecten la salud”.
Buscaglia se refiere a Aluen CAP, un producto orgánico para el control de la varroa, la principal enfermedad que causa la mortandad de abejas a nivel mundial.
La Cooperativa de Trabajo Apícola Pampero Ltda. se formó en el año 2012, el producto se patentó en 2013, se registró en 2015 y comenzó con la exportación —en pequeña escala—en 2016.
Lo novedoso es que, el último mes, el Servicio Nacional de Sanidad y Seguridad Agroalimentaria (Senasa) habilitó el laboratorio de la cooperativa de trabajo. De este modo, ingresa como el primero específico en apícola y cooperativo de todo el país.
La habilitación es un paso ineludible para la producción a gran escala de Aluen CAP, que proyecta un destino de exportación hacia los mercados más exigentes. Más interesante resulta, aún, la demanda de asociados que se requiere para la producción en la planta que la cooperativa posee en Calderón, apenas pasando las vías, a 19 kilómetros de Bahía Blanca.
“Hoy estamos trabajando cerca de 20 asociados. A cinco de ellos los incorporamos recientemente”, comentó Buscaglia. “En esta sede de la cooperativa, donde está el laboratorio, la intención es tener entre 25 y 30 asociados para funcionar en forma óptima”, agregó.
La CAP tiene, asimismo, asociados en otra sede en la localidad de Felipe Solá, en el distrito de Puan, donde funciona una sala de extracción de miel y una fraccionadora. “Es otro servicio que se brinda para los productores”, afirmó.
El promedio de edad de los asociados, en Calderón, es de 30 años y la formación es muy diversa: desde ingenieros agrónomos hasta técnicos sobre medio ambiente y diseñadores gráficos. “Hoy tenemos una demanda muy importante y estamos con cierto retraso en la producción”, aclaró Buscaglia.
La dosis
La producción anual de CAP es de alrededor de 800.000 dosis y, aun así, no dan abasto. Cerca del 50 % se destina a la exportación, ya sea por el puerto de Bahía Blanca como el de Buenos Aires.
En la Argentina se consume, anualmente, alrededor del 30 % de las 800.000 dosis. Aluen CAP ocupa una franja de entre el 40 y el 50 % del mercado en Chile, con referencias en constante aumento.
“Ahora estamos sumando países para llegar con el producto. Ya tenemos contratos firmados con Japón, Irán, Perú y Bolivia, entre otros”, detalló Buscaglia. “¿El objetivo de la cooperativa? Justamente, sumar mercados de exportación. Y porque el interno, en algún momento, tendrá un tope natural”, dijo.
“La idea es que el producto llegue a todos los apicultores del mundo, pero no es tan sencillo por los procesos de registración de los actores involucrados”, expresó. “Estamos trabajando en eso pero, acaso, nos lleve tres o cuatro años para poder exportar con regularidad a determinados países”, añadió.
Con información de: La Nueva