Se estima que 40 por ciento de la producción anual mundial de tomate se pierde por plagas y patógenos y el 13 por ciento por insectos
Valencia, España. – Investigadores del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP), una empresa conjunta de la Universidad Politécnica de Valencia y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), han realizado un estudio que muestra cómo las plantas de tomate modificadas genéticamente tienen mayor resistencia a plagas del insecto Tuta absoluta. Los resultados del proyecto han sido publicados en la revista BMC Plant Biology.
Las tomateras son plantas sésiles, nacen, crecen y mueren en el mismo lugar. Como no tienen la capacidad de moverse cuando están bajo ataque, su evolución les ha proporcionado una gran variedad genética, lo que les permite a las plantas superar diferentes condiciones de estrés. No obstante, se estima que el 40% de la producción anual mundial de estos cultivos se pierde por plagas y patógenos y el 13% por insectos.
Luis Cañas, investigador del CSIC en IBMCP, explica que “el insecto Tuta absoluta es una de las principales plagas que amenazan a las plantaciones de tomate en todo el mundo, y sin la gestión adecuada puede causar pérdidas de entre el 80% y el 100% de su producción.
Para enfrentar esta amenaza debemos fortalecer el arsenal de defensa de la planta, y una de las alternativas estudiadas es proporcionar a las plantas, mediante ingeniería genética, genes defensivos de especies filogenéticamente distantes, como los inhibidores de la proteasa presentes en la cebada.
José Pío Beltrán, profesor de investigación en el CSIC y también en el IBMCP, explica que “en este proyecto se investigó el efecto in vivo de un inhibidor de serina proteinasa (BTI-CMe) y un inhibidor de cisteína proteinasa (Hv-CPI2), aislado de la planta de cebada, en el insecto Tuta absoluta.
Para ello, hemos probado ambos inhibidores por separado, así como también en plantas de tomate transgénicas. Las larvas de Tuta absoluta que fueron alimentadas con plantas dobles transgénicas mostraron una notable pérdida de peso. Además, solo el 56% de las larvas alcanzaron su etapa adulta. Aquellos que estaban llegando a su fase adulta tenían deformidades en las alas y reducción de la fertilidad.”
Los científicos explican que también se ha estudiado el efecto sobre las enzimas digestivas del insecto cuando se ingieren inhibidores de proteinasas. Los resultados del trabajo muestran una disminución en la actividad de tripsina de las larvas. Los inhibidores de proteinasas en plantas de tomate transgénicas atrajeron a especies de insectos depredadores de Tuta absoluta tales como Nesidiocoris tenuis, pero no tuvieron un efecto sobre ellas.
También estudiaron si los mecanismos defensivos de las plantas se activan en los tomates transgénicos. Curiosamente, la liberación de cistatina de cebada benefició a la defensa de la planta, incluido el gen inhibidor de proteinasa 2 (Pin2), endógeno al tomate, y que es inducible a través de heridas.
Además, las plantas transgénicas aumentaron su producción de tricomas glandulares y su emisión de compuestos orgánicos volátiles fue alterada. El trabajo muestra que sería posible realizar simultáneamente un control integrado, combinando cultivos transgénicos, así como el control biológico de la Tuta absoluta.
Con información de R&I World y Fundación Antama