La baja de los precios mundiales del café, té, cacao y azúcar está reduciendo los costos de importación, aunque se espera que el aumento de los costos de transporte compense ese efecto
Roma. – La caída de los precios internacionales de los productos agrícolas debería rebajar la factura que los países más pobres del mundo pagan por las importaciones alimentarias, aunque el fortalecimiento del dólar estadunidense es motivo de “seria inquietud”, advirtió la FAO.
En un nuevo informe, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) señaló que las importaciones mundiales de alimentos podrían alcanzar un valor de mil 467 billones de dólares en 2018, 3.0 por ciento por encima del nivel de 2017, pero ligeramente por debajo del pronóstico de julio.
La baja de los precios mundiales del café, té, cacao y azúcar está reduciendo los costos de importación, aunque se espera que el aumento de los costos de transporte compense ese efecto, indicó el reporte titulado “Perspectivas alimentarias”, publicación semestral de la FAO. Para los países menos adelantados (PMA) y los países de bajos ingresos y con déficit de alimentos (PBIDA), las fuertes caídas en el precio internacional del azúcar están compensando el incremento de los costos de importar hortalizas y cereales.
En términos generales, las perspectivas para el suministro mundial de alimentos en el próximo año se mantienen en línea con las expectativas anteriores, con perspectivas de producción abundantes y niveles de inventarios que mantienen los precios bajo control.
Sin embargo, la meteorología errática, las políticas comerciales y los tipos de cambio plantean incertidumbres crecientes, según el informe de la FAO, el cual analiza las tendencias y la evolución en los mercados de cereales, de semillas oleaginosas, azúcar, carne, productos lácteos y productos pesqueros.
La edición de noviembre ofrece también una evaluación detallada de los mercados de la yuca y del prolongado descenso de los precios internacionales del café. Un artículo especial estudia además las condiciones recientes del exceso de oferta y la disminución de los precios en los mercados mundiales del banano y las principales frutas tropicales, donde se prevé que el comercio mundial aumente en 18 por ciento respecto al año pasado.
El examen que hace “Perspectivas Alimentarias” de las tendencias en los principales productos, incluidos los cereales (trigo, maíz y arroz), apunta a condiciones de un mayor endurecimiento en general, partiendo de una base sólida de suministros y existencias. El informe se centra esta vez en los mercados de la yuca, un cultivo importante para la seguridad alimentaria con características que varían mucho en función de la región.
La FAO prevé que la producción mundial aumente en 2018 a 277 millones de toneladas, lo que supone un incremento anual de 0.5 por ciento tras dos décadas de una expansión mucho más rápida. En tanto, se prevé que los volúmenes comerciales disminuyan 36 por ciento.
Esa desaceleración refleja sobre todo la incertidumbre en el sudeste asiático, donde los pequeños campesinos cultivan yuca para exportarla a China, que representa normalmente dos tercios de las importaciones mundiales de este cultivo. China, por su parte, está vendiendo sus voluminosas reservas de maíz -el principal competidor de la yuca para producir energía, piensos y para uso industrial, en un proceso que podría durar varios años.
Reconoció que dado que el café es el producto tropical más comercializado, y que genera beneficios de exportación para los países que dependen de las importaciones para satisfacer sus necesidades de alimentos, la fuerte caída de los precios es preocupante, en especial porque afecta al nivel de vida de unos 25 millones de pequeños productores, responsables del 80 por ciento de la producción global.
El papel del café puede ser prominente: supone más de dos tercios de las exportaciones agrícolas en Burundi y cerca de un tercio en Colombia, Etiopía, Honduras, Rwanda y Uganda, lo que tiene un importante efecto multiplicador sobre el empleo y los ingresos, así como sobre la presión migratoria.
Según la FAO, si bien hay varios factores que pueden influir –incluyendo un lento crecimiento del consumo y posiblemente una posición dominante excesiva de los principales torrefactores–, los precios bajos del café se deben en gran parte a que la oferta excede en conjunto a la demanda. Se espera que la producción de este año alcance los 170 millones de sacos –una cifra récord– y se sume a los inventarios globales, que también están en un máximo histórico.
Con información de Notimex