La agricultura convencional es capaz de producir más con menos trabajo. Sin embargo, ese extra que se necesita en la ecológica puede ayudar a crear empleo y oportunidades en el mundo rural
Desde un punto de vista científico, es cierto que los alimentos ecológicos suelen ser similares nutricionalmente a los convencionales y a veces tampoco tienen mucho de lo que presumir en medio ambiente, como cuando viajan largas distancias o llevan un exceso de embalaje.
Sin embargo, hay que tener en cuenta muchos otros aspectos para evaluar el impacto global de la comida en las personas y el planeta. Aquí van tres buenas razones para meter en la cesta de la compra alimentos ecológicos:
1. Los insectos
Un reciente trabajo de revisión de 73 trabajos científicos ha vuelto ha disparar la alerta por la vertiginosa caída que están sufriendo los insectos en todo el planeta, un problema realmente serio por todas sus implicaciones ecológicas y económicas. Pero, además, esta recopilación científica llevada a cabo por el ecólogo español Francisco Sánchez-Bayo, de la Universidad de Sidney, señala específicamente a la agricultura y los pesticidas como la principal causa de este declive catastrófico. ¿Son mejores los alimentos ecológicos o biológicos para los insectos?
“Los resultados de los trabajos que se han hecho en España con insectos polinizadores todavía son preliminares, pero en general cuando se comparan campos de agricultura convencional y otros de agricultura ecológica se constata una diferencia en la biodiversidad, en los de agricultura convencional hay una pérdida de biodiversidad”, detalla Concepción Ornosa, investigadora de la Universidad Complutense y la voz más reconocida para hablar de esta cuestión desde la Asociación Española de Entomología.
“Esto ocurre tanto en los cultivos tratados, como en la flora cercana”, asegura esta experta en insectos polinizadores, que cuenta que estudios en EEUU han encontrado pesticidas en abejas silvestres que no se estaban alimentando de campos tratados, sino de la flora contigua.
El propio Sánchez Bayo, autor del último trabajo científico que ha hecho encenderse las alarmas, considera que para los insectos son mejores los alimentos ecológicos. “Sí, lo son”, asegura. “Ecológicos no quiere decir que no utilicen ningún pesticida, pero hay muchos pesticidas. Están registrados mundialmente unos 1.000, y de esos, 900 no producen mucho impacto, pero con los otros 100 hay que tener cuidado. Varios de ellos, incluidos todos los insecticidas sistémicos, habría que eliminarlos”, advierte.
La agricultura ecológica no solo beneficiaría a los insectos, sino a la biodiversidad en general, aunque todo está unido. Una investigación de la Universidad de Barcelona publicada justo ahora en Agriculture, Ecosystems and Environment considera que los viñedos ecológicos contribuyen a proteger las poblaciones de aves en el medio natural.
Los investigadores constatan la presencia de mayor número y mayor variedad de aves en los campos cultivados como ecológicos, en especial, de aves insectívoras y de especies amenazadas por el cambio climático. “Aunque no hemos estudiado esa relación, el hecho de que haya más aves insectívoras es una señal inequívoca de que hay más insectos”, detalla Àlex Rollán, investigador principal del estudio.
2. Para comer menos pesticidas
¿Y qué pasa con los humanos? Son diversas las cuestiones a tener en cuenta en una alimentación sana para las personas y aquí lo más importante suele ser que comamos sobre todo verde (verduras), fresco, variado…, no que los productos lleven o no el sello ecológico.
Ahora bien, sí que se ha comprobado que los alimentos convencionales suelen contener también ellos mismos más pesticidas. No hay consenso sobre el impacto que tiene esto en la salud, pero si eres de los que prefieres que haya menos plaguicidas en tu cuerpo, sea cual sea su efecto, entonces tienes aquí otro motivo para consumir ‘eco’.
De hecho, un estudio reciente publicado en Environmental Research asegura que una dieta a base de alimentos ecológicos reduce de forma significativa los restos de pesticidas en la orina de niños y adultos de EEUU. En concreto, el estudio se refiere a 13 plaguicidas y compuestos relacionados con neonicotinoides y otros insecticidas y herbicidas.
Esto no quiere decir tampoco que los alimentos ecológicos estén libres por completo de contaminantes, ya que no pueden ser aislados de su entorno. No obstante, como explica Octavio Pérez Luzardo, catedrático de Toxicología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, “aunque es verdad que se encuentran residuos en alimentos ecológicos, pues siempre hay alguno que les llega por alguna vía, generalmente llevan una carga química muy inferior”.
En uno de sus trabajos, este investigador comparó huevos de gallinas criadas en jaula, huevos de gallinas camperas y huevos ecológicos (gallinas camperas que además comen ecológico). El resultado fue que los huevos de gallinas camperas y ecológicos tenían ligeros niveles más altos de contaminantes orgánicos persistentes, pues al estar fuera de jaulas picotean en el suelo y comen lombrices e invertebrados, exponiéndose a contaminantes diseminados en el pasado.
Sin embargo, los huevos de jaula tenían más hidrocarburos aromáticos policíclicos, un contaminante de ahora. “Los contaminantes que están en el ambiente, hasta que no desaparezcan, van a llegar a todos los alimentos, ecológicos y no ecológicos, pero los que se añaden ahora los ecológicos no los contienen”, incide Pérez Luzardo.
3. Porque necesitan un extra de trabajo
En 2016, el investigador John P. Reganolf, de la Universidad Estatal de Washington (EEUU), publicó en Nature Plants una revisión de 40 años de estudios sobre agricultura ecológica u orgánica. Sus conclusiones fueron que los alimentos ‘eco’ son similares nutricionalmente a los convencionales, pero contienen menos residuos de pesticidas.
También que la agricultura ecológica produce menos alimentos, pero con menor impacto para el medio ambiente y, aquí está lo interesante, con mayores beneficios sociales. Este último aspecto suele ser muy poco comentado cuando se habla de alimentación, pero resulta esencial para un país como España.
Desde el punto de vista económico, uno de los éxitos de la agricultura convencional es su capacidad para producir más con menos trabajo. No obstante, como incide el estudio de Reganolf, esa necesidad extra de trabajo de los cultivos ecológicos puede resultar especialmente beneficioso para generar más empleo y oportunidades en el mundo rural.
Para algunos, quizá esto no sea tan importante como los valores nutricionales de un alimento. Sin embargo, la despoblación del mundo rural debería preocuparnos tanto como el ‘apocalipsis’ de los insectos.
Con información de El Diario