Para este año se espera un crecimiento del sector superior a 70 por ciento, pese a su aún muy pequeña porción en el mercado
Buenos Aires. – La producción de vinos orgánicos y biodinámicos crece en Argentina dado que cada día más bodegas se vuelcan a la elaboración de este segmento dentro de la vitivinicultura y para este año se espera un crecimiento del sector superior a 70% pese a su aún muy pequeña porción en el mercado.
En los últimos tiempos creció en el país el número de viticultores que evitan el uso de agroquímicos y dan valor a la cosecha artesanal. Con una incipiente comercialización en el país -unos 8,5 millones de litros, apenas 1% de la producción nacional, estos vinos se destinan casi exclusivamente a la Unión Europea, Estados Unidos y Japón, entre otros pocos destinos.
Actualmente en Argentina hay unos 60 productores de uva orgánica certificados, la mayoría en Mendoza; tras un fuerte crecimiento en 2014 (59%), y mantenerse sin resignar mercados en 2015 y 2016, para este año vaticinan un crecimiento superior a 70%. Iniciativas como la Feria de Vinos Orgánicos –que en la edición de este año que se realizará en agosto incluirá un espacio especial para los vinos biodinámicos– buscan difundirlos y romper con algunos prejuicios, como que eran de baja calidad.
Los productores de vinos orgánicos no utilizan pesticidas y fertilizantes artificiales, respetan los ciclos naturales sin afectar a otras plantas, insectos y pequeños animales que integran el ecosistema, y mantienen los nutrientes de la tierra.
En tanto, los elaboradores de vinos biodinámicos no sólo están atentos a todos los cuidados de índole ecológica y sustentable, sino también a cuestiones ligadas al orden del cosmos y los ciclos lunares, además de técnicas especiales. Para Juan Pino, organizador de la Feria de Vinos Orgánicos junto a Francisco Barreiro, «el vino orgánico llegó para quedarse; todavía es un mercado incipiente, pero a largo plazo no hay otra: lo sustentable es un camino de ida».
Barreiro, por su parte, considera que «los productores buscan resaltar los más natural de la uva y tienen en cuenta que es la tierra la que le regala la uva, por eso hay que cuidar el ambiente donde se producen».
En el caso particular de la agricultura biodinámica -fundada por el filósofo austriaco Rudolf Steiner a comienzos del siglo XX- además de aplicar las técnicas del cultivo orgánico, incorpora preparados vegetales y minerales, y el uso de un calendario de siembra basado en el movimiento de los astros.
No se trata sólo de un tipo de agricultura sino también una filosofía de vida ya que, según Steiner, todo lo que viene de la tierra tiene que volver a ella después del proceso de producción, por lo que todo compuesto que se utiliza en su elaboración es obtenido de la naturaleza sin intervención de procesos industriales.
Así, se utilizan preparados vegetales y minerales como aditivos de fertilización y el uso de un calendario astronómico que rige las épocas de siembra, cura y cosecha de la uva. Entre otros compuestos, están el 500, que consiste en un cuerno de vaca relleno con estiércol que se entierra durante el otoño y se desentierra al inicio de la primavera para diluirlo en agua y rociar el viñedo; y el 501, polvo de cuarzo en cuerno de vaca que se hace en primavera y se desentierra en otoño.
Al igual que en los vinos orgánicos, no se agregan aditivos para acelerar la fermentación, y se protege la biodiversidad en la zona de los viñedos, rotando los cultivos. Además, el concepto biodinámico va más allá del vino y la finca: la bodega debe estar construida con líneas curvas, que representan la infinidad ligada al espacio; y requieren paja y pasto, ya sea en las paredes o en la misma tierra, porque absorben la energía del sol.
Un ejemplo del creciente interés por la producción de vinos biodinámicos es el reciente lanzamiento de los vinos ultra premium biodinámicos certificados Luna Austral, que –bajo la guía de Mario Toso, pionero en la viticultura biodinámica en la Argentina– implantó sus viñedos en 2008 y está comenzando a producir. Otra bodega que utiliza prácticas orgánicas es Chakana para la que «la agricultura orgánica y biodinámica garantiza un cultivo sin agregados donde las vides expresan de manera autentica el carácter del lugar».
Recientemente recibió la certificación para su línea de vinos Nuna Estate, de la finca propia Nuna en Agrelo –el mayor viñedo biodinámico certificado de la Argentina– y ya desde 2012 en un proceso de transición a orgánico/biodinámico de los métodos de cultivo para todas sus fincas.
Otras bodegas que producen vinos orgánicos en la Argentina son Domaine Bousquet, Ernesto Catena Vineyard, y Bodega Esmeralda; y Finca Dinamia, de Alejandro Bianchi.
Con información de Diario Norte