Dinamarca y los Países Bajos ya tienen una etiqueta del bienestar animal. Ahora, Alemania quiere establecer su marca estatal. ¿Cómo afecta esto a los animales y a los consumidores?
Berlín. – Una gran mayoría de los alemanes quiere saber si el cerdo que tienen para el schnitzel vivió bien o no. Es por eso que el 81 por ciento de los alemanes preferiría tener una marca de bienestar animal, indicó la ministra federal de Agricultura, Julia Klöckner, en una conferencia de prensa, este miércoles (6.02.2019), en Berlín. Ahora, los consumidores deben demostrar que el tema del bienestar animal es en realidad importante y no solo en las encuestas.
Los alemanes gastan poco en la calidad de la comida que compran en comparación con otras naciones europeas, señaló Klöckner de manera crítica. Es más importante invertir en el teléfono celular y en obtener el estatus que da salir y viajar por el mundo, agregó.
A partir del próximo año, de acuerdo con los planes de la ministra, los mostradores de salchichas y carne del país deberían tener productos con una etiqueta que indique: este cerdo vivió mejor que otros. Por ejemplo, que enseñe que cada cerdo adulto de 100 kilogramos tuvo un espacio para vivir en el chiquero de un metro cuadrado, o incluso un metro y medio, y no solo en tres cuartos de metro cuadrado.
13 criterios: desde el nacimiento hasta el matadero
Es verdad que en empaques de salamis o schnitzel ya empiezan a verse etiquetas de calidad. No obstante, para la nueva etiqueta estatal de bienestar animal hay que cumplir, según la ministra, con 13 criterios, que van desde el nacimiento del animal hasta el momento de la matanza, lo que marca una diferencia con las etiquetas existentes de algunas de las cadenas de supermercados.
Así, la etiqueta estatal tendría tres niveles con crecientes exigencias de calidad. Esto significaría, por ejemplo, que la etiqueta debería especificar si los cerdos permanecieron con la madre durante cuatro, siete o 14 días, y si fueron amamantados por ella.
Además, se deberá detallar si a los cerdos –para establecer, por ejemplo, si tuvieron una vida agradable en la porqueriza– les suministraron material orgánico para roer, como turba, compost o aserrín. Con más espacio y ocupación, se pretende evitar que los animales muerdan las colas de otros con quienes comparten espacio.
Asimismo, se considera cómo los cerdos pasan sus últimas horas de vida. ¿Se pueden transportar en camión al matadero durante 24 horas, o solo ocho o cuatro horas? Las especificaciones se extienden a la «velocidad en que son matados» y el nivel del voltaje eléctrico mortal.
Millones de euros para impulsar la campaña publicitaria
La etiqueta, no obstante, no promete convertirse en salto cuántico para el bienestar animal. Esto se debe a que, por un lado, no es obligatorio, y, por el otro, los agricultores deberán pagar primero para cumplir con las nuevas condiciones. Deshacerse de sus productos más caros es el próximo desafío; no todos los agricultores y consumidores podrán o estarán dispuestos a pagarlo.
Para los costos iniciales, la ministra prometió dinero proveniente del Estado a los agricultores. Además, con un total de 70 millones de euros, Klöckner pretende lanzar una campaña publicitaria para promover carne de cerdos «más felices».
Sería 10 a 12 euros más caro, todo el cerdo, estima la demócrata cristiana Klöckner. Pero ella no quiso interferir en la soberanía de precios de los comerciantes y, por lo tanto, se abstuvo de hacer referencia a pronósticos de precios.
Con información de Deutsche Welle