Los invernaderos verticales y automatizados permitirán cultivar plantas y verduras a escala industrial, para alimentar a la población de las ciudades de una forma sostenible

Los huertos urbanos, en los que se cultivan hortalizas, frutas y hierbas aromáticas en mesas de cultivo o en macetas, situadas en solares entre edificios, patios comunales y azoteas y en los que a menudo se emplean técnicas de agricultura ecológica, ofrecen beneficios para el medioambiente, la salud y la vida social, pero solo pueden producir alimentos a una escala limitada.
Si se aspira a alimentar a las crecientes poblaciones de las ciudades, los expertos alimentarios sostienen que la denominada agricultura urbana debería dar un paso más allá, como está haciendo una compañía sueca que proyecta instalar granjas urbanas en edificios para obtener una producción agrícola a escala industrial.
“Tener una pequeña huerta es muy bueno, pero si se quiere producir un porcentaje considerable de los alimentos que se consumen en las ciudades, hay que pensar de forma muy diferente”, según Hans Hassle, fundador y secretario general de Plantagon (www.plantagon.com), firma que ha desarrollado un innovador sistema de cultivo en interiores bajo el concepto de agricultura vertical.
Son edificios de oficinas o apartamentos, con instalaciones distribuidas en varios pisos, que funcionan como invernaderos verticales.
Dentro los cultivos son gestionados mediante sistemas robotizados y cintas transportadoras, para atender y movilizar las plantas, a medida que van completando su ciclo biológico hasta que son recolectadas.
La ‘línea vertical de producción de alimentos’ (VFPL, por sus siglas en inglés) y sus tecnologías complementarias podrían utilizarse para proyectar y construir edificios nuevos, como oficinas, viviendas, hoteles y centros comerciales, y podría incorporarse a algunas construcciones ya existentes, en sus áreas vacías o como extensiones de dichos edificios, según Plantagon.
Esta compañía ha iniciado la construcción del primer edificio proyectado con el VFPL, que se llamará ‘The World Food Building’ (TWFD), tendrá 16 pisos y se situará en Linköping (ciudad al sur de Suecia).
“Ya hemos completado los trabajos de infraestructura del edificio de Linköping, entre ellos las conexiones de agua y electricidad. Además hemos completado las carreteras que conducirán a esa zona”, explica Carin Balfe Arbman, vocero de esta compañía con sede en Estocolmo.
Arbman adelanta que, una vez que se firmen los acuerdos con las compañías que serán las inquilinas de las oficinas, el siguiente paso será la construcción del edificio.
Dos tercios de la torre TWFD de 60 metros de altura y cuya finalización está prevista para 2020, estarán ocupados por oficinas, mientras que el otro tercio se utilizará como un invernadero de múltiples niveles, donde se cultivarán plantas mediante hidroponía, un método con el que los vegetales crecen sin tierra con sus raíces sumergidas en agua rica en nutrientes.
“Hablar de hidroponía es correcto en términos generales, pero en nuestro sistema estamos cultivando las plantas en un sustrato de turba para facilitar que el oxígeno llegue a sus raíces”, aclara Carin Balfe Arbman.
El TWFD tendrá una forma semicónica y, a simple vista, parecerá estar compuesto por dos torres diferentes adosadas la una a la otra y conectadas por dentro.
Una de ellas será de menores dimensiones y con la fachada inclinada y transparente; la otra, de mayor tamaño, tendrá su fachada recta y revestida de materiales opacos, de modo similar a un edificio convencional.
La fachada de vidrio inclinada cubrirá los pisos donde funcionarán los invernaderos verticales, con una superficie total de cultivo de 4.335 metros cuadrados (m2), mientras que detrás de la fachada más opaca estarán las oficinas, que cubrirán una superficie total de 8.513 m2, según el proyecto.
La cara transparente del edificio permitirá que llegue la mayor cantidad de luz solar a las plantas, durante todo el año, aunque para que los cultivos crezcan y se desarrollen también se utilizará iluminación proveniente de lámparas LED, calibradas para emitir frecuencias luminosas que maximicen la producción.
Con información de El Día