Múltiples investigaciones han demostrado las potencialidades de las especies del género Bacillus para la fijación biológica del nitrógeno, la solubilización de fosfatos y la producción de antibióticos y enzimas para el control de patógenos.
Por staff BioTech Labs*
El interés creciente de producir alimentos de buena calidad para satisfacer las necesidades de los seres vivos genera la necesidad de aplicar estrategias amigables que mejoren la productividad, sanidad del suelo y la obtención de productos en óptimas condiciones. Una de estas alternativas es el uso de microbiología especializada, la cual se enfoca en una producción a largo plazo impactando lo menos posible en el medio ambiente, todo esto bajo un concepto de agricultura sostenible.
Las comunidades microbianas son parte del 85 % de los procesos biológicos desarrollados en los suelos. Existe un conjunto particular denominado microorganismos promotores de crecimiento vegetal (MPCV) los cuales, directa o indirectamente favorecen el crecimiento vegetativo, generan tolerancia al estrés abiótico y biótico en la planta, facilitan su nutrición y antagonizan fitopatógenos en las plantas hospederas.
Entre los géneros microbianos más estudiados de este grupo destacan Pseudomonas, Enterobacter, Variovorax, Klebsiella, Burkholderia, Azospirillum, Serratia, Azotobacter, Trichoderma y Bacillus, siendo esta ultima la más diversa en cuanto al número de especies conocidas con actividades benéficas.
El género Bacillus pertenece a la familia Bacillaceae, una de las familias bacterianas con mayor actividad bioquímica referenciada en la literatura científica que abarca tanto su utilización dentro de las actuales políticas de control biológico como el uso de los productos de su metabolismo para la industria.
Estas bacterias se encuentran ampliamente distribuidas en los más diversos hábitats que incluyen ecosistemas de agua dulce y salada, suelos, material vegetal en descomposición, desiertos e inclusive la Antártida. Además, la mayor parte de sus especies están asociadas a plantas. Se han demostrado las potencialidades de las especies del género Bacillus para la fijación biológica del nitrógeno, la solubilización de fosfatos y la producción de antibióticos y enzimas para el control de patógenos.
Los miembros de este género se caracterizan por ser Gram positivos, de forma bacilar, catalasa positiva, aerobios estrictos o anaerobios facultativos y formadores de endosporas. Su ciclo de vida se divide en dos fases: crecimiento vegetativo y esporulación; en la primera fase la bacteria solo crece. Cuando los nutrientes comienzan a escasear, esporula y forma endosporas, la cuales pueden sobrevivir en condiciones extremas de temperatura, desecación, pH, entre otros.
La acción biocontroladora por excelencia frente a los fitopatógenos es la antibiosis; se ha demostrado que la presencia de lipopéptidos antibióticos como Surfactin, Iturin A, Fengycin, Gramicidina S y Zwitermicina A, tienen amplio espectro de control en hongos, oomicetos y bacterias fitopatógenas.
Además de los antibióticos mencionados anteriormente, Bacillus spp. también producen enzimas líticas, entre las que destacan las quitinasas, hidrolasas y proteasas que actúan fundamentalmente sobre los hongos.
Lee el artículo completo en la edición 41 de Agro Orgánico: https://agroorganico.info/wp-content/uploads/2023/11/41_Revista-Agro_Organico.pdf