La producción de leche en México muestra una tendencia permanente a la baja, a partir de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte en 1994, afirmó el Frente Nacional de Productores y Consumidores de Leche
México. – Para los pequeños y medianos productores de leche del país, el 2017 fue negativo, debido al precio comercial castigado, equivalente al costo de producción o menos y a las excesivas importaciones de lácteos, que han inundado el mercado nacional con subproductos baratos, pero no nutritivos, afirmó el Frente Nacional de Productores y Consumidores de Leche.
Mediante un comunicado, refirieron que la producción de leche en México muestra una tendencia permanente a la baja, a partir de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte en 1994, que facilitó la desaparición de 600 mil pequeñas unidades productivas mexicanas.
“Hay desánimo de 150 mil pequeños y medianos productores, sobrevivientes de una industria rural forjada con mucho esfuerzo y trabajo por varias generaciones, incomprendida por el gobierno federal y de los estados, abandonada a su suerte, con apoyos a cuenta gotas, sólo para alargar su agonía”, dijo el dirigente del Frente Nacional de Productores y Consumidores de Leche, Álvaro González Muñoz.
Recordaron que la industria lechera da empleo a más de dos millones de mexicanos y la situación en que se encuentran ha obligado a los pequeños productores a vender sus vacas a los rastros, hecho que ha impactado, al cierre de este año, en la quiebra de 4 mil 500 establos y disminución del número de vacas en el resto.
Ante ello, advirtieron que el 2018 será determinante para la suerte de más de medio millón de personas del sector productivo lácteo. “La Secretaría de Economía, en su responsabilidad de negociadora del gobierno federal, parece que en las actuales negociaciones tanto del TLCAN como del Tratado Comercial con la Unión Europea, utilizará al producto leche como moneda de cambio para solucionar otros problemas que nada tienen que ver con la leche”, por lo que sugieren la aplicación de un impuesto especial a los productos que no sean leche fresca y fluida, lo mismo que para quesos, yogures, mantequilla y crema.