Stari Yaqua es la propuesta desarrollada por un grupo de estudiantes de la Universidad Nacional de Ucayali
Perú. – Una de las industrias más desarrolladas en la región Ucayali es la de extracción de aceite crudo de palma, una industria que genera dos tipos residuos: sólidos (escobajo + fibra) y líquidos (agua residual).
Para el tratamiento de estos residuos existe una limitada variedad de tecnologías ofertadas, siendo las más conocidas para los residuos sólidos, el compostaje; y para los residuos líquidos, el Biodigestor y la Laguna en cadenas, estas dos tecnologías logran producir agua tratada en 30 y 60 días respectivamente.
Un estudiante de la Universidad Nacional de Ucayali abordó esta situación como caso de estudio para la elaboración de su tesis de pre grado. Fue así como nació años después Stari Yaqua, un emprendimiento ecológico de cinco estudiantes de la misma universidad, que en el 2019 ganó el Reto Bio 2019.
Gracias a este financiamiento, logró diseñar y construir una planta para el tratamiento de aguas residuales mediante un proceso 100% natural y a escala industrial.
El Ingeniero Jorge Delgado, autor de la tesis inicial, y la ingeniera Gabriela Rodríguez explicaron en qué consiste la propuesta de tecnología Stari Yaqua y su proyección a escala industrial.
Durante las investigaciones realizadas para el proyecto de tesis, los aún estudiantes encontraron la manera de reutilizar los residuos sólidos de la palma aceitera para tratar sus propios residuos líquidos. Pero todavía quedaría el residuo sólido, la materia orgánica sin descomponer.
“Al ser retirada la fruta del árbol de palma, queda como un racimo circular con púas, eso es el residuo sólido, el escobajo. Normalmente las empresas amontonan estos residuos y dejan que se pudra pero demora muchísimo tiempo en descomponer, debido a que tiene aceite. Este escobajo es triturado y bañado con el agua residual, convirtiéndose así en la comida de los componentes vivos”, explica Rodríguez.
“El tratamiento de la materia orgánica se hace a través de la bioconversión, que consiste en, primero, verter un consorcio microbiano que hace la degradación inicial de la materia orgánica (el escobajo), y, en un segundo tiempo, colocar larvas de mosca soldado y lombrices de tierra que actuarán mediante una simbiosis. Una lombriz no puede comer un alimento fresco, pero la larva sí puede hacerlo, entonces, mientras las larvas degradaban la materia orgánica, las lombrices, a su vez, comían las excretas que las larvas generaban. De esta manera es que se transforma la materia orgánica, que era el problema inicial, en humus de lombriz o abono, el producto final”, agrega Delgado.
Ambos residuos, al mezclarse, se benefician entre sí, pues mientras el agua residual hace digerible a la fibra y al escobajo, estos residuos sólidos hacen posible la retención de sólidos suspendidos, sólidos sedimentales y las concentraciones de aceites y grasas contenidos en el agua residual. Como resultado, el agua residual alcanza una condición más líquida, quedando apta para la siguiente fase de tratamiento.
Tras dos años de investigación constante, lograron alcanzar el resultado ideal: un agua tratada con las características que exige la normativa nacional e internacional, características incluso sobresalientes, si se le compara con aguas tratadas obtenidas mediante tecnologías que no aplican un proceso natural.
“Aquí en Ucayali, la industria más pequeña procesa una tonelada por hora, lo que genera entre 20 a 24 metros cúbicos de agua residual. Para tratar este volumen de residuo, necesitábamos construir una planta mucho más grande, pero no teníamos los recursos suficientes, es así que postulamos al Reto Bio de Innóvate Perú, ganamos y pudimos construir la planta de tratamiento de residuos con una capacidad de 20 metros cúbicos por día, y logramos obtener los mismos resultados sobresalientes de estándares de calidad”, añade el ingeniero.
Stari Yaqua realiza el tratamiento de las aguas residuales de manera ecológica, sin añadidos como el polímero que sí lo usa el biodigestor. La obtención del agua tratada demora solo 24 horas.
Con información de: Diario Gestión