Obtener las certificaciones para vender productos como orgánicos es uno de los principales retos del agricultor
Colombia. – Gracias a los cambios en las tendencias de consumo, los productos orgánicos han tomado mayor relevancia en el mercado. Sin embargo, existen algunos factores que usualmente no se tienen en cuenta, como los legales y los de desarrollo; sin dejar por fuera las barreras del mercado y las de sostenibilidad.
Entre estos últimos, destacan diferentes procesos regulatorios y de inscripción, el acceso a proveedores, los comportamientos de las granjas colindantes, la limpieza del suelo y los procesos que cambian de manera radical.
De acuerdo con Deivis Suárez, profesor de la Fundación Universitaria Agraria, en Colombia, en los factores de sostenibilidad se deben contemplar los productos que utilizan las granjas colindantes pues es posible que a sus cultivos lleguen químicos utilizados por los vecinos y dañen las características de la cosecha.
Para evitar esto, se deben tener en cuenta corrientes de aire y tener barreras naturales vivas para protegerse.
Respecto a la limpieza del suelo, el profesor menciona que se debe hacer antes de cultivar y con productos 100% orgánicos, nada de químicos.
“El productor debe entender que el cambio no se hace de la noche a la mañana, se requiere de paciencia, trabajo y estudios de suelo que den una orientación acertada”, explica Juan Camilo Tamayo socio y fundador del Grupo Kanga, fundación que busca relacionar el campo colombiano con un modelo de negocio orgánico.
Tamayo cuenta, a partir de su experiencia, los principales retos para el proceso de creación de una granja 100% orgánica.
Declara que en un principio están los aspectos legales, los cuales requieren los mismos procesos para el registro de empresas, por lo que se cae en costos de elementos innecesarios para este tipo de granjas, por ejemplo, un sistema de gestión de desechos químicos.
Lo siguiente es conseguir bioinsumos para mejorar la sanidad y calidad de los productos mediante el uso de organismos benéficos que son amigables con el ambiente y no implican riesgo para la salud humana.
Después, para comercializar los productos como orgánicos, es necesario tener un certificado de producción bioamigable, el cual es emitido luego de un año sin aplicar químicos al campo.
Además, está el cambiar los hábitos de los agricultores, ya que actualmente muchos de ellos siguen acostumbrados a solucionar los problemas con productos químicos, por lo que cambiar ese paradigma es un gran reto en una granja orgánica.
Con información de: Agro Negocios