Bruselas impone restricciones al uso de los biocombustibles tras impulsar su uso en la pasada década
Madrid. – Europa apostó en la década pasada por los biocombustibles al considerarlos más sostenibles que la gasolina y el diésel. Y su consumo en la Unión Europea se multiplicó por diez entre 2003 y 2012. Pero Bruselas rectifica ahora. Tras analizar su impacto en la deforestación y los cambios que producen en el uso del suelo —que aceleran el cambio climático—, la UE limita los biocarburantes de primera generación, los generados a partir de materias primas alimentarias. La medida no contenta ni a los defensores ni a los detractores de los agrocombustibles.
El maíz, el aceite de palma o de soya, la remolacha… A principios de siglo los biocarburantes a partir de estos cultivos parecían la solución al aumento del precio del petróleo y los problemas medioambientales.
Los estudios indicaban que los motores que usaban biocombustibles emitían menos gases de efecto invernadero y partículas contaminantes. La UE legisló para incentivarlos en 2003. El consumo se multiplicó por diez en Europa en una década, según Eurostat. El mismo incremento se dio en España.
Pero la Comisión Europea rectifica ahora. Para 2020, los biocarburantes de primera generación o convencionales solo podrán representar el 7% del consumo de combustible en el transporte europeo, según se determinó el pasado año. Y en 2030 tendrá que bajar al 3,8%, según la propuesta de plan energético presentada hace una semana por la Comisión.
Bruselas sostiene en su plan —conocido como «paquete de invierno»— que debe imponerse un «tope» para «reducir al mínimo los impactos indirectos del cambio de uso de la tierra», que contribuye al cambio climático al transformarse masas forestales —que retienen el CO2— en cultivos.
«La UE debería haber propuesto una completa eliminación. Es solo un paso muy pequeño en la dirección correcta», opina John DeCicco, profesor del Instituto de la Energía de la Universidad de Michigan.
«No reconoce que la directiva de energías renovables original cometió un error importante con los biocombustibles», añade este investigador, que ha publicado varios estudios sobre el impacto del biofuel en el calentamiento.
«Los biocombustibles son más dañinos para el clima que los combustibles fósiles porque no logran una reducción neta de la acumulación de CO2 en la atmósfera», concluye este científico que pone el foco, como la UE ahora, en el cambio de uso de la tierra.
Con información de El País