El poco conocimiento que se tiene de estos animales ha provocado que un gran número de especies reduzcan drásticamente sus poblaciones, principalmente por las actividades humanas, lo que ha ocasionado que se rompan interacciones y, en consecuencia, procesos ecológicos de suma importancia.
Por Josué Israel Puc Sánchez* y Horacio Salomón Ballina Gómez**
Los insectos y arácnidos son dos grupos que no solo resaltan por su diversidad – 90.2 % y 5.4 % para insectos y arácnidos, respectivamente– sino también por las múltiples interacciones que cumplen en los ecosistemas y en particular en los campos de cultivo.
Sin embargo, la ideología errónea que tenemos sobre estos animales (por ejemplo, picaduras, mordeduras, etc.) ha llegado a generar una sensación repulsiva hacia ellos, al grado que cuando los encontramos lo primero que hacemos es eliminarlos.
El poco conocimiento que se tiene de estos animales ha llevado a que un gran número de especies reduzcan drásticamente sus poblaciones, principalmente por las actividades humanas, lo que ha ocasionado que se rompan interacciones y, en consecuencia, procesos ecológicos de suma importancia.
Por ejemplo, se ha comprobado que la reducción poblacional de abejas puede afectar gravemente la producción de frutos y, por lo tanto, la calidad alimentaria. Ante esta visión, es fundamental señalar claramente los roles ecológicos que juegan los grupos de insectos y arañas en la naturaleza, esto con el fin de esclarecer que no todos son malos en su entorno.
Insectos polinizadores y su papel en la producción de alimentos
La polinización es una interacción importante en los campos de cultivo, ya que un amplio número de plantas dependen de ella para producir sus frutos y, en consecuencia, que se logren reproducir. Existen múltiples procesos para que ocurra la polinización, ya sea por el agua, el viento o por los animales.
Este último, es considerado como el más relevante y, dentro de estos, los insectos juegan un papel importante. Los insectos consumen néctar de las flores (azúcar) y mediante sus visitas a ellas, adhieren a su cuerpo granos de polen los cuales transportan hasta el estigma de la flor.
En este proceso el polen llega hasta el óvulo para posteriormente ser fecundado. Con este proceso de interacción entre insectos y flores, se logra la producción de los frutos.
Es importante recalcar que entre el 70 % y el 75 % de los cultivos de los que se alimenta el hombre (cerca de 87 de los 127 cultivos), dependen de la polinización por animales para producir sus frutos; y que tan solo las abejas polinizan el 73 % de los cultivados en el mundo.
Con esta participación, las abejas destacan como el grupo polinizador más importante para los cultivos. También hay que recalcar que los frutos provenientes por polinización animal son ricos en vitaminas (A y C), antioxidantes, minerales, lípidos, calcio, flúor y ácido fólico. Sin embargo, hay que mencionar que los polinizadores están desapareciendo a tasas aceleradas, con lo cual varios procesos ecológicos en los que participan también se están viendo afectados.
Lee el artículo completo en la edición digital 39 de Agro Orgánico y descárgala gratis: https://agroorganico.info/wp-content/uploads/2023/06/39_Agro_Organico.pdf