La crisis en el mercado de los granos en México se ha profundizado a través de las últimas décadas: de 1994 y 2025, la producción nacional de granos sólo ha crecido 18 por ciento.
Por Astrid Rivera*
Durante varios años los productores de granos han atravesado dificultades cada vez más profundas y difíciles de enfrentar: la presencia de intermediarios, el alto costo de los insumos, la falta de apoyos para el campo, a los cuales se han sumado los efectos del cambio climático y la inseguridad. Ante esta situación exigen al gobierno implementar medidas para mejorar su situación y avanzar hacia la autosuficiencia alimentaria.
En octubre pasado, productores del campo realizaron diversas protestas para exigir al gobierno establecer precios justos para las cosechas que –por lo menos– alcancen a cubrir los costos de producción, así como la implementación de apoyos por pérdidas ocasionadas por eventos climáticos extremos.
Datos del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) señalan que en los últimos cinco años se han incrementado más de 45% los costos de producción agrícola; mientras que los precios internacionales de los granos han caído más de 40% tras alcanzar un pico en 2022. En el maíz blanco, por ejemplo, los costos promedio en Sinaloa pasaron de $35,984 por hectárea en el período 2020/21 a $52,901 en 2025/26, lo que ha reducido los márgenes de rentabilidad de más del 50% a apenas 12%.
La crisis en el mercado de los granos se ha profundizado a través de las últimas décadas, el GCMA explica que de 1994 y 2025, la producción nacional de granos sólo ha crecido 18%, mientras que el consumo ha aumentado aceleradamente, obligando a que las importaciones se disparen 147% en el mismo periodo. Como resultado, el índice de autosuficiencia alimentaria —que en 1994 era del 72%— se ha desplomado a 42% en 2025, reflejando una pérdida sostenida de soberanía productiva.
En el caso del maíz sólo se produce el 49% del consumo nacional; el trigo panificable apenas el 20%, al igual que el arroz; mientras que el frijol cerca del 80%; y las oleaginosas solo el 5% de la demanda interna.
Con las cifras reportadas hasta septiembre de este año, México se perfila para romper un nuevo récord histórico de importaciones de granos y oleaginosas, superando los 49 millones de toneladas métricas anuales proyectadas.
“El país se consolida como el segundo mayor importador mundial de granos y el primer importador de maíz. Esta tendencia confirma la pérdida de autosuficiencia y seguridad alimentaria del país, debido a una creciente dependencia del abasto externo. Mientras los productores nacionales enfrentan altos costos y bajos precios de venta, Estados Unidos y Brasil fortalecen su presencia como proveedores estratégicos para la industria mexicana”, advierte el GCMA.
Para Juan Carlos Anaya Castellanos, director general del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), lograr la autosuficiencia en granos es complicado debido a que la gran mayoría de la superficie agrícola en México continúa siendo de temporal, lo cual dificulta su productividad debido a los efectos del cambio climático que genera sequías cada vez más prolongadas e intensas.
“Actualmente en granos y oleaginosas solamente estamos produciendo entre el 32% y 40% entonces sí estamos en un riesgo de seguridad alimentaria, porque dependemos mucho de Estados Unidos. Lo que el gobierno mexicano debe buscar es cómo alcanzar un porcentaje de seguridad alimentaria aceptable para no depender tanto del exterior”, apuntó.
Para Luis Roberto Caballero, presidente de la Confederación Nacional de Propietarios Rurales (CNPR) en Durango, otro factor que complica la autosuficiencia en granos es que la mayoría de los productores tienen poca extensión de tierra. “Más del 86% de los productores tiene menos de 5 hectáreas y solamente producen el 26% de los granos. Tienen rendimientos de 2.3 toneladas por hectárea. En cambio, de más de cinco hectáreas, está el 16% de los productores, pero producen el 74% de los granos”, indicó.
Por su parte, José Cacho Ribeiro, chief executive officer de Grupo Minsa, consideró que tanto el sector privado como el gobierno y los productores deben encontrar acuerdos y dialogar para lograr la integración de las cadenas de producción y que todos los actores involucrados resulten beneficiados. Apuntó que el gobierno debe generar apoyos para los productores para aumentar su competitividad.
Mencionó el ejemplo de Estados Unidos, uno de los mercados de granos más importantes que lo logró al impulsar políticas públicas como la incorporación de biocombustibles en varios estados, lo que aumentó la demanda de maíz e impulsó el aumento de los precios.
“Una parte es integrar una cadena de valor sin el gobierno, que sí se puede hacer. Pero en granos básicos, por lo menos lo que vemos en otros países como Estados Unidos que es la mayor potencia, es que existe una política pública perfectamente orientada a ser autosuficiente en granos básicos. Entonces el tema es qué tanto debe o no intervenir el gobierno escuchando las necesidades reales”, apuntó.
Lee el artículo completo en la edición 51 de Agro Orgánico: https://agroorganico.info/ediciones-digitales/#
*Reportera especializada en el sector agropecuario, principalmente en temas enfocados al desarrollo de nuevas prácticas agrícolas que sean más sustentables con el medio ambiente y más equitativas con los pequeños productores. astrid.rivera15@gmail.com






