Este tipo de ganadería se fundamenta en prácticas como el pastoreo rotacional planeado, la restauración de hábitat para fauna silvestre y prevención de erosión. Además, la implementación de este tipo de técnicas busca desarrollar ecosistemas resilientes, productivos y que conserven la biodiversidad.
Por Astrid Rivera*
El cambio climático, las demandas del mercado y la necesidad de transitar hacia modelos de consumo más sostenibles son algunas de las razones que han impulsado la adopción de técnicas de ganadería regenerativa; aunque este enfoque presenta diversos beneficios para los ganaderos, persisten retos para su adopción, como la resistencia al cambio y la falta de información sobre sus ventajas.
La ganadería es una de las actividades económicas más importantes de México, ya que aporta 39.7% al producto interno bruto (PIB) del sector primario. El 56% de la superficie nacional se dedica a la ganadería extensiva —que se caracteriza por dejar pastorear al ganado libremente en grandes extensiones de terreno— lo que representa 108.9 millones de hectáreas, con diferentes sistemas de producción de cárnicos y lácteos, según datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader).
Aunque la aportación de la ganadería a la economía es de gran relevancia y es pieza fundamental para la seguridad alimentaria, esta actividad ha sido señalado de afectar al medio ambiente al causar deforestación y la emisión de gases contaminantes a la atmósfera.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que el ganado es responsable de casi el 10 % de todas las emisiones de gases de efecto invernadero generadas durante el proceso digestivo; en tanto que el pastoreo ocupa casi el 30% de la superficie terrestre del planeta; en tanto que, la producción agrícola de alimento para el ganado ocupa aproximadamente un tercio de toda la tierra cultivable.
Los efectos de la ganadería también se ven reflejados en la deforestación, pues la FAO advierte que la crianza de ganado es responsable de la aceleración directa de la deforestación. En América Latina se estima que el 70% de las tierras utilizadas para la alimentación del ganado eran superficie forestal.
Ante este panorama, especialistas resaltan la necesidad de impulsar la ganadería regenerativa, con el fin de hacer un uso más eficiente de los recursos naturales al evitar la deforestación y reducir las emisiones contaminantes que produce esta actividad.
El Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza (FMCN) explica que la ganadería regenerativa busca la recuperación de la fertilidad de los suelos y la restauración de los ciclos de nutrientes, de energía y del agua.
Este tipo de ganadería se fundamenta en prácticas como el pastoreo rotacional planeado, la restauración de hábitat para fauna silvestre y prevención de erosión. La implementación de este tipo de técnicas busca desarrollar ecosistemas resilientes, productivos y que conserven la biodiversidad.
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